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Página personal de Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA  

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La Parroquia de San Sebastián de Higuera de la Sierra

Manuel Jesús Carrasco Terriza

Publicado en Actas XXII Jornadas de Patrimonio de la Comarca de la Sierra, Higuera de la Sierra (Huelva), 29 de marzo al 1 de abril de 2007. Huelva, Diputación Provincial, 2009, págs. 39-80. ISBN 978-84-8163-482-2

 

La villa de Higuera junto a Aracena disponía de un templo parroquial de reducidas dimensiones. En su presbiterio lucía un retablo de pinturas, que fue terminado el 12 de octubre de 1551 por Pedro de Villegas Marmolejo y Hernando de Esturmio. Su corto aforo, del todo insuficiente para la población, y su estado ruinoso impulsó, en 1735, al cura y mayordomo de fábrica de Higuera, José Fernández Soriano, a solicitar del Arzobispado de Sevilla la construcción de una nueva iglesia, que sería sufragada mediante el embargo de las cuartas partes de los diezmos de la Vicaría de Zufre.

Concedida la petición por el Provisor y por el Cabildo catedral, el Maestro Mayor de Fábricas del Arzobispado, Silvestre Tirado, levantó el plano del nuevo templo, que se presupuestó en 100.862 reales, con la obligación del Concejo Municipal de contribuir con la tercera parte de su coste. En enero de 1740 se remató la obra en favor de Andrés de Silva y Diego de Luna, maestros alarifes de Sevilla. Un último reconocimiento fue efectuado por Diego Antonio Díaz, también Maestro Mayor de Fábricas, quien amplió sensiblemente la planta del templo, hasta alcanzar las dimensiones actuales[1].

La antigua iglesia comenzó a derribarse el 4 de julio de 1740, e inmediatamente se comenzó a labrar la nueva, cuyas obras se prolongaron hasta el mes de julio de 1746. El 22 de junio de 1746, con la obra a punto de concluir, el Visitador advertía de la necesidad de hacer un alcantarillado que recogiera las aguas de lluvia que desembocaban en los muros de la iglesia[2]. El templo se bendijo solemnemente el 28 de agosto de 1746, con la procesión del Santísimo Sacramento, precedido por la nueva imagen del titular San Sebastián. Las celebraciones se sucedieron a lo largo de nueve días[3].

No sabemos en qué le afectó el terremoto de Lisboa. Nos consta que se realizaron obras de reparación en 1762, que fueron apreciadas en 16.640 reales. El maestro asentista o contratista de obras de albañilería era Mateo Rodríguez[4]. En 1772 se inició expediente sobre el reconocimiento y aprecio de obras en la parroquia. Pedro de Silva giró visita el 20 de julio de 1773, y encontró numerosos problemas de filtraciones de agua en todas las cubiertas[5].

En la Visita canónica de 1785, el Visitador anotaba que hay Avna Yglesia Parroquial dedicada al Sr. Sn. Sebastián, la qual es moderna, se compone sólo de vna nave con suficiente número de altares, los quales con todo lo demás de esta yglesia hallé estar con mucho primor, decencia y ornato [...] La sacristía es espaciosa y de buena disposición@[6]. Información que es reiterada en 1786: la parroquial es Ahermosa, primorosos, adornados y suntuosos sus altares, no lo está así la sacristía aunque es de buena construcción@[7].

La Iglesia Parroquial de San Sebastián, de Higuera de la Sierra, fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, por decreto de 22 de mayo de 2007 (Decreto 155/2007, BOJA 118, de 15 de junio de 2007, págs. 66-69).

Arquitectura

La iglesia se compone de una sola nave, con sotocoro y coro alto a los pies, tres tramos de arcos fajones, con capillas entre los contrafuertes, transepto y capilla mayor. Presenta una fachada principal en los pies, y otra secundaria en el lado sur. La torre se eleva en el ángulo suroeste. En el lado contrario queda adosada la casa parroquial, que invade parte de la fachada.

Interior

La nave y el presbiterio se cubren con bóveda de cañón, y el transepto con bóveda semiesférica. La antesacristía se sitúa a la izquierda, por el costado del Evangelio, y la sacristía se sitúa tras el testero de la capilla mayor, y se cubre con bóveda de cañón, abrazada por arcos fajones.

El sotocoro está formado por una bóveda de arco escarzano, con lunetos. Sobre ella se eleva el coro alto, o la tribuna del órgano, con baranda de madera torneada. Se ilumina mediante un óculo.

Al lado del evangelio, se sitúa el Baptisterio, abierto al sotocoro por arco de medio punto, cerrado por verja de madera torneada. El espacio se cubre con bóveda de cañón con impostas. Tiene zócalo de cerámica policromada y cenefa de yesería. La solería es de mármol blanco.

La nave, de tres tramos, se cubre con bóveda de cañón con lunetos. En los costados abren tres capillas rehundidas entre los contrafuertes, en cuyo interior se cobijan los respectivos retablos. Abren a la nave por medio de grandes arcos de medio punto con impostas. Entre los arcos se disponen las pilastras, adosadas al muro, sobre las que discurre el entablamento, y que se corresponden con los arcos fajones de la bóveda de cañón.

Sobre el crucero voltea una media naranja sobre pechinas y se ilumina mediante dos grandes vanos rectangulares que abren en los costados con vidrieras de cristales azules, blanco y rojo. La media naranja se decora con ocho lesenas o pilastras, que se unen al centro en un círculo.

La capilla mayor, que en realidad es de testero plano, adopta la forma absidial, por la forma del retablo, de planta semicircular, cubierto con bóveda de horno. Al presbiterio se accede por medio de tres gradas. El altar exento es de mármol, y combina las formas de ara y de mesa, y fue colocado en 1965[8].

La solería del templo es de mármol blanco y negro, y la del presbiterio de mármol blanco. Fue embaldosado con mármol del país en 1884 por el cura regente, Anastasio Ramos y Rodríguez[9]. La nave y crucero presenta un zócalo de cerámica de arista polícroma, de la Fábrica sevillana de Mensaque, de 1924, y se remata con cenefa de yesería de hojarasca y frutas, de la misma época, bastante deteriorada.

La sacristía, cubierta por bóveda de cañón articulada en tres tramos por arcos fajones, fue reparada en 1973 por el arquitecto Alfonso Jiménez[10]. A la sacristía se adosó un cuarto almacén en 1967[11], que, en la proyectada restauración del edificio, será derribado.

Exterior

Se cubre a dos aguas, por una techumbre de teja y redoblón a dos aguas. La media naranja de la capilla mayor se trasdosa en un octógono cubierto con techumbre de tejas. En el centro un remate con la cruz de hierro.

El imafronte o fachada tiene un perfil superior mixtilíneo. La portada principal, de sencillo esquema, se compone de un marco adintelado con orejetas, en cuyo clave campea una venera, que descansa sobre pilastras toscanas. Sobre el entablamento monta el frontón triangular con elementos piramidales en los vértices. Encima de la portada abre el óculo con cristalera azul y blanca que ilumina la tribuna superior del coro. La portada de la epístola, por su parte, se enmarca con movido resalto. Sobre el dintel se enriquece con moldurones mixtilíneos y al centro se corona con un frontón curvo.

Un umbral de mármol gris, en la puerta principal, está fechado en 1890. El tránsito al interior del templo queda amortiguado por un cancel de madera con decoración de casetones.

Torre

En el ángulo derecho de la fachada de los pies, se alza la torre, que, como corresponde al gusto sevillano del s. XVIII, se compone de caña, cuerpo de campanas y chapitel.

La caña lisa, perforada por saeteras, presenta en su frente un azulejo de la Virgen del Prado. Pintado por AELOY RECIO, PINTOR. SEVILLA 10-07-38@ en AFCA HIJO DE JOSÉ MENSAQUE Y VERA. SEVILLA@, sustituye al realizado en 1924, de 1,20 x 1 m., con tejadillo y faroles, que fue promovido por Manuel F. Fal y Conde, abogado, y Antonio Mantero Sánchez, médico, como donativo de la colonia higuereña de Sevilla. Por estas fechas, el Ayuntamiento había dedicado una calle del pueblo a la Patrona, la Virgen del Prado[12]. Este azulejo que hoy vemos tiene una inscripción que dice: ALA COLONIA HIGUERENSE EN SEVILLA A SU PATRONA Y SU PUEBLO. AÑO 1924, DESTRUIDA POR LAS HORDAS MARXISTAS FUE RESTAURADA POR SUSCRIPCIÓN POPULAR A INICIATIVA DE LA FALANGE ESPAÑOLA Y TRADICIONALISTA DE LAS J.O.N.S. LOCAL EN EL AÑO 1938. III TRIUNFAL@.


El cuerpo de campanas se conforma por cada flanco por un arco de medio punto con antepecho de hierro entre pilastras toscanas pareadas sobre las que discurre el entablamento. Existen datos sobre el arreglo de una campana y el afianzamiento de la torre, en 1678[13]. En 1772 se inició un expediente para la fundición de una campana[14]. Hay una campana grande dedicada a San Sebastián y fundida en 1842. La dedicada al reloj, fundida con un relieve de San Sebastián, en 1846, fue costeada por el Ayuntamiento para este fin. Hay otra campana pequeña, también llamada de San Sebastián, fundida en 1850[15]. Una campana, también grande, denominada Purísima, fue fundida por el sevillano Juan Japón y Sutil, a la sazón vecino de Higuera, en 1878[16].

El chapitel recubierto de azulejería se dispone sobre banco también poligonal. Se remata con cruz y veleta de hierro. La torre se adorna con los consabidos jarros de cerámica. En el flanco sur de la torre se halla el reloj.

Casa Rectoral

Adosada al templo, por su costado derecho, y abierta a la plaza, se encuentra la Casa Rectoral, que fue edificada en 1900, con el producto de la venta de unas casas de una Hermandad extinguida, que fueron exceptuadas de la desamortización (de las manos vivas, como dice, con ironía, el párroco don José Rodríguez) al figurar inscritas como Acasa rectoral@. La casa se edificó en el corral y cementerio que circunda la iglesia, con fachada en un espacio entre la iglesia y una casa particular. La planta baja tenía zaguán, despacho, alcoba y comedor, y en un segundo piso, cuatro habitaciones; en el patio, cocina y despensa[17]. La casa ha sido remodelada totalmente en 2007, por el párroco don Demetrio López Santos.

Bienes muebles

Conocemos la distribución de los altares, antes de las destrucciones de 1936, por testimonios orales, entre otros, de Rafael Muñoz Barranquero, y por la documentación escrita, especialmente por los Inventarios de 1851[18] y 1886[19], y gracias a un plano de hacia 1886, firmado por Enrique Justó y Domínguez y por el sacerdote Juan M. Griñón, con anotaciones de principios del siglo XX[20].

Situación a principios del siglo XX

Siguiendo el orden de las agujas del reloj, en el lado del evangelio, estaba situado el Baptisterio, con la pila de piedra y un cuadro del Bautismo de Cristo; y las capillas de San Judas, San Cristóbal, la Soledad, con sus retablos. El San Judas Tadeo se veía acompañado por las esculturas de San Francisco y San Agustín, y, debajo, el cuadro de la Virgen de Belén. El retablo de San Cristóbal, tenía, a los lados del titular, las esculturas de San Blas y de San Miguel. El retablo de la Soledad, con su titular, albergaba en una urna al pie de la Virgen el sepulcro con el Cristo yacente.


Después del púlpito fue añadido el retablo del Corazón de Jesús. En efecto, en 1913, Luisa Rincón y Rufo adquirió un retablo para la imagen del Corazón de Jesús, de 1909[21]; estaba situado junto al púlpito, en un ángulo del transepto, lado del evangelio[22]. Dicho retablo, de estilo neogótico, destruido en 1936, fue reconstruido antes de 1955, en el mismo lugar, y en él se ubicó la imagen de María Auxiliadora[23], de 1952. Le seguía en el transepto, el retablo del Sagrario, con la Virgen del Rosario, y a sus lados Santa Justa y Santa Rufina, de escultura, y en el remate un Crucificado. Pasada la puerta de la sacristía, el retablo de la Inmaculada, con la imagen de San Juan Nepomuceno.

El presbiterio lucía el gran retablo, que hoy contemplamos, con gradas por detrás para el acceso al manifestador. El retablo contenía las siguientes esculturas: en el primer cuerpo, San Sebastián, y, a los lados, San Juan Evangelista y San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo; sobre ellos, los medallones de San Ambrosio, San Gregorio, San Agustín y San Jerónimo, respectivamente. Sobre el camarín central, el manifestador, con ángeles músicos. En el segundo cuerpo, la Asunción, y a sus lados, dos evangelistas y San Lorenzo y San Esteban. Sobre la mesa de altar, San Andrés y San Bartolomé; a los lados de San Sebastián, los Sagrados Corazones de Jesús y de María, y por remate, las alegorías del Espíritu Santo, de Jesús y, finalmente, el Padre Eterno. En el arco, dos ángeles lampareros[24].

En el transepto, en el lado de la epístola, estaba el retablo de San José, con la figura del Patriarca con el Niño; a los lados, San Miguel y San Rafael, de escultura. Le seguía el altar de Ánimas, donde estaba colocada la Virgen del Carmen, y, a sus lados, San Leandro[25] y San Isidoro, de escultura, y, encima, el relieve de la Virgen colocando la casulla a San Ildefonso; también figura como altar del Sagrario. En el ángulo simétrico al del retablo del Corazón de Jesús, se hallaba el retablo de la Virgen de los Dolores, Aen blanco@, o sea, en el color de la madera; la imagen era de candelero. Ya en la nave, en la primera capilla, el Señor de la Columna, de escultura; a sus lados, San Francisco de Paula y San Joaquín, de escultura; bajo el titular, el cuadro al óleo de la Divina Pastora. Después de la puerta del Sol, el altar dorado de la Virgen de los Remedios, de candelero. En 1887, José María Cubero Fernández pedía el nombramiento de camarero de la capilla de la Virgen de los Remedios, a la que su bisabuelo había dorado el retablo, costeó la corona y cetro de plata, y la lámpara de plata[26]. Frente al baptisterio, un cuarto, y el acceso a la torre. En 1851, a los pies, junto a la puerta, estaba un estante con un simpecado de raso bordado en oro. En la tribuna o coro alto, un órgano, y el monumento. Al exterior, dentro del recinto del cementerio antiguo, aparecen añadidos un cuarto almacén y el cuarto del reloj.

En 1851 figuraban los siguientes cuadros en el interior de la iglesia: San Bartolomé, la Santísima Trinidad, Ntra. Sra. de la Concepción, la Verónica; y dos urnas con las esculturas de San Vicente Ferrer y de la Virgen al pie de la cruz.

En la sacristía, destacaban una cajonera para la ropa; sobre ella, una urna de madera con un crucifijo; un óleo de San Juan, otro de Jesús Nazareno, y cuatro óleos pequeños: Santas Justa y Rufina, San Antonio y San Miguel. Sobre la mesa, un crucifijo de marfil. Una urnita con un rostro de Cristo.Desgraciadamente, la iglesia parroquial, como la capilla del Santísimo Cristo del Rosario y la de San Antonio, fueron sacrílegamente saqueadas el 12 de agosto de 1936. Fueron destruidos todos los retablos y parte del archivo parroquial, aunque, gracias a la rápida y valiente intervención de Rafael Muñoz Barranquero y de otros jóvenes, y con la colaboración de familias higuereñas[27], se pudieron salvar doce imágenes, toda la plata y los cuadros, según informó el párroco, Inocencio Fernández, al Cardenal Arzobispo de Sevilla[28].

Los retablos fueron montados y recompuestos, después de 1936, por los carpinteros locales, Críspulo Domínguez, Antonio Pérez y Rafael Muñoz Barranquero, según fotos antiguas ampliadas, bajo la dirección de Francisco Girón María.

Los bienes muebles, en la actualidad

A pesar de las pérdidas sufridas, y de que aún se notan algunos vacíos en la imaginería, podemos decir con propiedad que el interior de esta iglesia es uno de los más completos y armoniosos de la Sierra y de la provincia, por el número y calidad de retablos, esculturas y pinturas que conserva.

Sotocoro

Sobre el pavimento, tras el cancel, hay una lauda sepulcral de mármol blanco, dedicada al cura párroco, natural de Higuera, don Bernabé Rincón y Garzón, que promovió el exorno de la iglesia y la construcción de retablos, y cuyas obras de caridad no fueron menores que las obras de arte. En su testamento, otorgado el 2 de octubre de 1787, dispuso ser Asepultado en la yglesia parroquial de Señor San Sebastián de esta dicha villa, en una sepultura que se haga al lado siniestro de la pila del agua bendita que está a los pies de dicha yglesia@[29]. Fue enterrado el 15 de septiembre de 1788[30]. La lápida dice así: A+ R.I.P.A. AQUI YACE D. BERNABÉ MARTÍN DEL RINCÓN Y GARZÓN. COMISARIO DEL SANTO OFICIO, CURA DE ESTA IGLESIA. SU LIBERALIDAD Y CELO CON LA CASA DE DIOS Y SU ACENDRADA CARIDAD CON LOS POBRES LE HICIERON AMABLE EN VIDA Y SENTIDO DE TODOS EN MUERTE. RUEGUEN A DIOS POR ÉL. AÑO 1788 @.

Lado del evangelio

Capilla bautismal


A la izquierda del cancel de entrada, sobre el muro, hay un cuadro al óleo de Santo Domingo Savio, que, junto con el cuadro de San Juan Bosco y la imagen de María Auxiliadora, nos hablan de la gratitud de antiguos alumnos salesianos, hijos del pueblo. Luego en el lado del evangelio está la capilla bautismal, cerrada con reja de balaustres de madera torneada, en cuyo centro campea el Espíritu Santo, pintado, en forma de paloma. En el centro está la pila bautismal, de ancha taza sobre pie abalaustrado, todo labrado en mármol blanco procedente de canteras locales. Se decora con gruesos elementos vegetales y un escudo con tres flechas, alusivas a S. Sebastián, titular del templo. Sobre el borde de la pila corre la siguiente leyenda: ASIENDO CVRA Y BENEFIZIADO DON BERNABÉ RINCÓN Y GARZÓN@. En la parte posterior de la taza hay una cartela con esta inscripción: ASE HIZO A COSTA DE EL CABILDO SIENDO ALCALDES DON ALONSO RINCÓN Y JOSEPH MARTÍN PRIOR. AÑO DE 1741@.

En el paramento frontal de la capilla hay un nicho con una pequeña urna de madera dorada y cristal con una réplica pequeñita de la Virgen del Prado, entre dos ángeles arrodillados, de Olot. Es una imagen de vestir (0,50 m.), de autor anónimo sevillano, donada por la familia de Juan Fernández. A ambos lados, se hallan fotografías de otras imágenes marianas con el mismo título. En la pared de la izquierda se encuentra un lienzo del Bautismo de Cristo, copia de Murillo[31]. Frente por frente hay una taca, en cuyo interior vemos azulejería de estampación plana polícroma, con temas animalísticos y vegetales dieciochescos.

A continuación, una pila de agua bendita de mármol blanco, sustentada por columna estriada, destaca sobre el muro decorado con paños de azulejos de aristas, de fábrica sevillana de 1924, que, junto con los retablos policromados, da la nota de color al blanco templo. Importó 5.728 ptas., y fue costeado por el pueblo[32].

Capilla del Ángel de la Guarda

Comenzando por los pies del templo, en la primera capilla entre contrafuertes, antiguamente dedicada a San Judas Tadeo, se encuentra el retablo dedicado al Santo Ángel de la Guarda. El retablo, del segundo cuarto del siglo XVIII, reconstruido con habilidad, aunque con evidentes lagunas, está compuesto por mesa de altar con frontal de cerámica, banco, cuerpo central de tres calles separadas por estípites, y ático semicircular. Se decora con querubines, guirnaldas de hojarasca y frutas. La mesa de altar presenta azulejería de aristas, de suaves tonos, con un recuadro central de cuerda seca, en el que aparece una cartela con dos ángeles, que sostienen una segunda cartela con el trigrama de JHS. Está firmado por AFca. de Cerámica de Hijo de José Mensaque y Vera. Sevilla@.

En el centro del banco hay una hornacina con una pequeña escultura en madera y telas encoladas y policromada (0,37 m.) de San Blas, obra de Sebastián Santos, de 1957[33], que descansa sobre una peana de fines del XVIII, y que estaba dedicada a una imagen de San Ildefonso de Toledo. Una inscripción reproduce la frase que, según la tradición, le dijo Santa Leocadia al santo obispo: AO YLDEFONSE; PER TE VIVIT DOMINA MEA QUAE CAELI CULMINA TENET@. El cuerpo principal, de tres calles, separadas por estípites, está ocupado por una hornacina central, para el titular, el Ángel de la Guarda, imagen de Olot. En las repisas laterales, una figura de Jesús del Gran Poder, de pequeño tamaño, y la Virgen de Fátima, ambas de serie.

En el ático semicircular se expone, dentro de una hornacina, una pequeña Inmaculada con ráfaga de rayos agudos y flameantes, sobre una base con tres querubines y la media luna, de la segunda mitad del siglo XVIII[34].

En los muros laterales de la capilla, puede verse el cuadro la Presentación de la Virgen en el Templo, de formato apaisado, perteneciente a una serie de cinco cuadros de la Vida de la Virgen[35], de los que sólo se conservan tres; son de factura popular dieciochesca, dentro de la tradición sevillana de imitadores de Murillo[36]. En el lado opuesto, un Nacimiento de Jesús, adorado por María y por José, popular, del s. XIX, no perteneciente a dicha serie.

En la segunda pilastra se exhibe el lienzo de San Miguel Arcángel, obra atribuida a Alonso Miguel de Tovar y datable hacia 1740[37]. La composición se inspira en estampas italianas, que sintetizan el modelo de Rafael Sanzio, de 1518, y el de Guido Reni, de 1635.

Capilla de la Virgen de los Dolores, o de la Piedad

La segunda capilla del lado del evangelio, que antes era de San Cristóbal, está dedicada a la Virgen de la Piedad, de la Venerable Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores (Servitas), erigida en la villa en 1788.

La congregación servita adquirió la imagen en 1793, al escultor Manuel García de Santiago[38], lo que provocó no pequeña controversia con otra Hermandad de la Virgen de los Dolores ya existente[39]. El mayordomo de los servitas, José Castilleja tenía la nueva imagen, con toda decencia, en su casa, y solicitaba del Visitador, a la sazón en Higuera el 4 de junio de 1793, un lugar apropiado en el templo. Sobre tal petición, los curas y beneficiados de la parroquia, José Álvarez Rodríguez, Agustín Santos y Diego Rufo, informan que el lugar más conveniente es el que está enfrente del púlpito, o al lado derecho del mismo. Con la misma fecha, el Visitador decretó que se ejecute el retablo y se coloque en el sitio referido[40], que, finalmente, fue colocado[41] en el ángulo del transepto contiguo al púlpito, junto al retablo de la Virgen del Carmen[42]. Se hizo un retablo de madera, obra de Diego Meléndez en 1794[43]. Tenía cuatro columnas, molduras y tallas doradas en fino, sobre fondos blancos. Poseía espacioso camarín para acoger al grupo escultórico compuesto por las imágenes, peana y cruz que también fueron labradas por el escultor Manuel García Santiago, y cuatro angelitos portando los atributos de la pasión[44]. Aquel retablo fue destruido en 1936.

El retablo actual es el antiguo de San Cristóbal, de madera dorada, que, además del titular, tenía en las repisas laterales las figuras de San Miguel y de San Blas. Consta de mesa de altar, banco, cuerpo principal de tres calles divididas por dos estípites, con camarín central y repisas laterales, ático semicircular y gran penacho con querubín en el vértice. Presenta formas propias de mediados del siglo XVIII. Predominan las simetrías, con escasa presencia de rocallas, limitadas a la mesa de altar, y se ve adornado con querubines, guirnaldas de flores y hojarascas.

En la hornacina central, flanqueada por estípites, se expone el grupo de la Piedad, tallado por Manuel García de Santiago en 1793[45], y policromado por el sevillano Juan de Ojeda el mismo año[46]. La Virgen, imagen de candelero para vestir (1,30 m.), aparece sedente al pie del madero de la cruz, y sostiene sobre su maternal regazo a Cristo muerto -escultura en madera policromada-, que es venerado como Cristo de los Desamparados. Como símbolos iconográficos, luce en el pecho un corazón atravesado por una daga, como símbolo del Sexto Dolor, y en las sienes la corona de reina. La peana y cruz que hoy tiene la Piedad fueron realizadas en 1970. En el año 1976, al descubrirse un ataque de xilófagos, fue tratada por Sebastián Santos Rojas, ya en los últimos tiempos de su profesión, quien le colocó ojos de cristal y le dio más color al rostro[47].

En las repisas laterales, una Sta. Teresita del Niño Jesús, de Olot y un San Judas Tadeo, también de serie. Delante de la Virgen, dentro de la vitrina, podemos ver la pequeña escultura en madera policromada, de unos 25 cm., de San Antonio Abad, de autor anónimo dieciochesco[48], restaurado por Sebastián Santos, quien hizo de nuevo el cochinito.

A la izquierda del retablo, sobre el muro, hay una pintura al óleo de la Piedad (0,53 m. x 0,35 m.), de factura popular, pero muy rico en contenido simbólico. La Virgen sostiene en su regazo el cuerpo ensangrentado de Jesús, descendido de la cruz. Debajo, el título: AMATER DOLOROSA@. Le acompañan, en disposición simétrica, José de Arimatea y Nicodemo, revestidos al modo sacerdotal, con alba y estola roja cruzada. Ambos portan en sus manos sendas bandejas con el martillo, las tenazas y los clavos, y con la corona de espinas, respectivamente. A sus pies, las arma Christi, los instrumentos de la pasión.

En la pared contraria, admiramos un cuadro al óleo sobre lienzo de la Santísima Trinidad (1,20 x 0,80 m.)[49], atribuible a Juan Ruiz Soriano, en la primera mitad del siglo XVIII. Es un cuadro de paleta luminosa, y acusada desproporción entre los querubines que portan las cintas con la alabanza ASANCTUS@, y los tres que están en la nube que sirve de escabel a las Divinas Personas.

Sobre el pilar siguiente, vemos la pintura al óleo sobre lienzo (0,92 x 0,56 m.)que representa la aparición del Niño Jesús a San Antonio de Padua, atribuido a Alonso Miguel de Tovar[50], que sigue, aunque a distancia, el modelo de Murillo de la capilla bautismal de la catedral de Sevilla. Parece ser que está en la Parroquia desde su construcción, y que vino como regalo de la familia de Tovar[51].

Capilla de la Virgen de la Soledad

En la tercera capilla del lado del evangelio está el retablo de la Soledad, de estípites y espejuelos, realizado en el segundo cuarto del s. XVIII, posiblemente realizado por Bernardo Francisco, Diego Rosales y Juan González[52]. Por los datos documentales del retablo de la Virgen de la Soledad de Zufre, sabemos que, en 1748, los maestros entalladores y ensambladores de la ciudad de Llerena, Diego Rosales y Juan González, residían en Higuera. Hacían retablos a la moda, con caja, estípites, vidrios, etc. Todavía en 1754 debían estar por la zona[53]. El retablo consta de mesa de altar, predella con urna acristalada, cuerpo principal de tres calles, cada una de ella flanqueada por estípites -seis en total-, y ático semicircular. Se decora con grandes roleos de tallos vegetales muy simétricos, guirnaldas verticales de flores, hojarasca, espejos, querubines, etc., todo dorado y policromado sobre fondo verde.

Sobre la mesa de altar, en la predella, hay una urna con el Cristo yacente. Era una imagen de Cristo crucificado, adquirido a una iglesia de Ayamonte, que fue adaptado a yacente uniéndole los brazos al cuerpo. Sustituye al santo Cristo yacente, de tamaño natural, de mucho valor artístico, y se utilizaba en las procesiones de Semana Santa, portándolo una urna de cristal, neogótica, con adornos de talla dorada[54].

En la hornacina central, sobre un fondo de sol poniente de rayos agudos, está la Virgen de la Soledad, imagen de candelero para vestir (1,25 m.), obra anónima sevillana del siglo XVIII[55]. Viste saya y manto de terciopelo negro, y corona de plata. La imagen era venerada en la parroquial en 1788 cuando se erigió la V. O. T. de Servitas. En aquella fecha fue adaptada al título de Ntra. Sra. de los Dolores, encargándose de ello el maestro de pintura y dorado, Juan de Bayas[56]. Aquel mismo año se labraron los atributos iconográficos -luna, corazón y corona-, en plata, obra del orfebre Antonio Agustín Méndez[57]. Al adquirir la cofradía de los Servitas una nueva imagen en 1793, de nuevo pasó al título de Soledad. Así consta en 1886[58]. Fue restaurada en 1971 por Sebastián Santos, quien, en los años cincuenta le encarnó de nuevo el rostro y manos y la volvió a su tamaño primitivo, que es el actual, ya que en 1927, el párroco, D. Enrique López Pichardo, la elevó diez centímetros para procesionar bajo palio en la Semana Santa. En su salida procesional, luce saya y manto de terciopelo negro, bordado en oro fino, realizado en el año 1927[59].

En los paramentos laterales de la capilla, cuelgan dos lienzos de factura popular: la Virgen del Carmen, y la Virgen con el Niño, del s. XIX.

El púlpito de hierro, del s. XVIII, descansa sobre un pie de cuatro vástagos de hierro, semejando un gran balaustre, como el de Aroche. El antepecho y la baranda de la escalera están formados por balaustres. El tornavoz, de madera dorada y jaspeada, se decora con rocallas, pinjantes y ramilletes pintados de flores, también obra dieciochesca.

Transepto, lado del evangelio

En el brazo del transepto, a la izquierda del retablo de la Virgen del Rosario, se encuentra un armario acristalado, con la custodia procesional de metal plateado. Se compone de tres cuerpos superpuestos y decrecientes, formados por columnas dórico-toscanas pareadas y entablamentos rectos. La Inmaculada, escultura en metal plateado (0,35 ms.), ocupa el tercer cuerpo. Se remata el conjunto con la Fe. En el basamento consta la inscripción con la autoría y la fecha de ejecución: ACosteada por la Hermandad Sacramental de la Higuera junto a Arasena. Fábrica de Francisco Lastortres. Sevilla. Año 1859.@

Sobre la urna de la custodia, cuelga un lienzo del Nazareno con el Cirineo, óleo de rasgos flamencos, del siglo XVII.

Retablo de la Virgen del Rosario

Preside el brazo del transepto el retablo de la Virgen del Rosario, de mediados del siglo XVIII. Fue costeado por el patronato fundado en 1674 por Alonso Martín Garzón, agregado a la Cofradía de las Benditas Ánimas[60]. El retablo se compone de mesa de altar, banco, cuerpo único con tres calles, divididas por estípites, y ático curvo. Se decora con motivos simétricos, guirnaldas de flores y frutas, hojarascas, pinjantes, sobre fondo verde con flores pintadas. En 1936 perdió las dos columnas o estípites que flanqueaban los extremos del retablo, las esculturas de Santas Justa y Rufina, que ocupaban las hornacinas laterales, y el Cristo del Perdón, que coronaba el ático[61].

Sobre la mesa de altar, de movidos y carnosos roleos dorados, se alza la predella, en cuyo tabernáculo, hoy trasformado en hornacina, se halla un pequeño Niño Jesús de fines del siglo XVIII, de tez blanca y pelo rubio, sobre peana de costillas, propia del siglo XVII. Lleva en la mano izquierda una cestita de plata para los instrumentos del martirio. Sale procesionalmente en el primer cuerpo de la Custodia, el día del Corpus Christi.

En la hornacina central del retablo, preside la titular, la Virgen del Rosario, escultura en madera policromada (1,43 m.), del círculo de Benito Hita del Castillo, de mediados del siglo XVIII. La Virgen se alza sobre una nube con tres querubines y media luna. Viste traje jacinto y manto azul, ricamente estofados. Con el brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, que adopta la actitud de bendecir con la derecha, mientras sustenta con la izquierda el orbe abrazado con las bandas de la salvación. En la mano derecha, María porta el rosario, signo de su advocación. Al mediar el siglo XVIII, una vez finalizada la obra de la nueva parroquial en 1746, esta figura sustituyó a otra anterior, ejecutada por Amaro Vázquez en 1618[62].

En las repisas de las calles laterales, antes ocupada por las jóvenes mártires sevillanas, se veneran, en una, el Niño Jesús, procedente de la desaparecida imagen de San Cristóbal, sentado peana de nubes y querubines realizada por Sebastián Santos. Es una escultura en madera policromada sevillana del s. XVIII. En la otra, San Román Nonato, escultura en madera y telas encoladas (0,49 m.), firmada por Sebastián Santos; fue encargada por la matrona de la localidad, doña María Mayoral, en 1959, quien posteriormente la donó a la parroquia[63]. En el ático, curvo, quedan dos medias figuras en relieve de las Ánimas Benditas, que oraban a los pies del Cristo del Perdón, según la iconografía del Cristo de Ánimas. Su presencia viene justificada por haber sido costeado por el patronato de Alonso Martín Garzón, agregado a la cofradía de Ánimas, como queda dicho.

Sobre la puerta de la sacristía, a la derecha del retablo de la Virgen del Rosario, puede admirarse el bellísimo óleo (1,55 x 1,25 m.) de los Desposorios de María[64], de Juan Ruiz Soriano, donado a la parroquia en 1787 por Sebastián Valladares.

Retablo de la Inmaculada

A continuación de la puerta de la sacristía, se levanta el retablo dedicado a la Inmaculada Concepción, que fue donado por Antonio Domínguez Alcántara[65]. Se compone de mesa de altar, banco, hornacina central y ático con hornacina entre cartones laterales. El conjunto, de estilo rococó, de la segunda mitad del s. XVIII, se decora con rocallas y flores doradas sobre fondos azules y rojos, con decoración floral pintada. Hasta 1936 se veía envuelto por un gran pabellón de telas encoladas y doradas, con dibujos textiles, y rematado por el monograma de María con corona de madera dorada[66].

La imagen principal es una escultura en madera policromada (1 m.), de la fecha del retablo, que sigue también el estilo de Benito Hita del Castillo. Fue restaurada por Sebastián Santos en 1971[67]. La Purísima viste saya blanca y manto azul abierto, une las manos, dirige su mirada hacia el suelo, y se eleva sobre tres cabezas de querubines y media luna con las puntas hacia abajo. Luce en sus sienes corona de plata con imperiales y rayos biselados.

En la hornacina del ático está la figura de San Antonio de Padua con el Niño en sus brazos. Es de barro, y, al parecer, de poco valor artístico. Fue regalo de la familia Rincón Fernández, de su oratorio de la Agua Buena[68], y sustituye a la figura de San Juan Nepomuceno, que fue destruida en 1936[69].

Presbiterio

Retablo mayor

El retablo mayor impresiona por sus dimensiones, y puede decirse que no sólo cubre, a modo de hornacina, la cabecera del templo, sino que parece envolver todo el templo.

Sustituye a uno anterior, que hicieron en 1551 los pintores sevillanos Pedro de Villegas Marmolejo y Hernando de Esturmio. Fue costeado por la fábrica parroquial de Zufre, a resultas de una sentencia de la Real Chancillería de Granada. Había ocurrido que, en 1546, la parroquial de Zufre había desmontado el antiguo retablo del Crucificado, para colocar uno nuevo, más acorde con la nueva capilla mayor. El cura de Higuera, Francisco de Zayas, solicitó del Provisor de Sevilla que se concediera a la parroquia de Higuera aquel retablo de Zufre, lo que le fue otorgado. Pero el pueblo se negó repetidamente, lo que ocasionó un pleito entre el Concejo de Zufre y el Provisor de Sevilla, que quedó resuelto de la manera que hemos referido[70]. Desgraciadamente, no sabemos qué suerte corrió aquel retablo de Villegas y Esturmio.

Fue contratado en Aracena el 28 de enero de 1746 por Bernabé Rincón y Garzón, cura beneficiado de Higuera, y por Juan González Rufo, con tres tallistas de Llerena, Miguel Delgado Zambrano, Juan González y Manuel de la Huerta, por la cantidad de 18.000 reales[71]. Finalmente, el importe ascendió a 50.850 reales de vellón, que costeó Bernabé Rincón, con el legado de su tío Juan González Rufo (+1759), y completado diecisiete años después de su muerte, es decir, en 1776, con la imagen de la Asunción -600 reales-, el manifestador -1.900 reales-, y el dorado del sagrario -400 reales-[72]. A pesar de que el testero del templo es plano, se organiza según la tipología de retablo-hornacina[73], a modo de ábside semicircular, en tres planos. Se compone de zócalo o basamento, banco, dos cuerpos, con una sección intermedia de gran desarrollo, y cascarón o bóveda de horno. Verticalmente, se divide en cinco calles, por medio de estípites. La calle central es doblemente ancha que las laterales, y en ella se sitúa el tabernáculo, la hornacina principal, un manifestador -obra de Miguel Gallego-, que estuvo enmarcado por cortinas o pabellón, y un baldaquino que remata en volado copete. El retablo se expande, con sus tallas de querubines y roleos, por el intradós del arco de embocadura, para coronar todo el conjunto, sobre el muro de la nave, un penacho con la figura del Padre Eterno, entre placas recortadas.

Destaca, como características de esta obra, la forma de retablo-hornacina, el efectismo que se consigue por el movimiento de la planta, por la multiplicación de estípites, cuerpos y calles[74], y por la reiteración de perfiles vibrantes en repisas y capiteles, que ofuscan el entablamento. Sobre los fondos verde claro tachonado de motivos pintados de flores y guirnaldas, destacan los estípites mayores, en color rojo, y los menores en verde oscuro, con los perfiles y tallas dorados, en cuyo repertorio podemos encontrar pinjantes, veneras, cogollos, hojas de cardo, guirnaldas de flores, querubines y ángeles. Es también propio del retablo de Higuera el uso de parejas de estípites antropomorfos enmarcando la hornacina principal[75], que le mereció la calificación de Aorden paranínfico@[76].

Tras el zócalo jaspeado, en el que se abren dos portezuelas, se sitúa la predella, ocupada por los mensulones de placas recortadas que sustentan a los estípites; y, al centro, el tabernáculo abovedado, con una puerta de plata -posterior a 1955[77]-, en la que figura el Cordero apocalíptico, enmarcado en orla de vides y espigas entre rocallas. A dicha altura se situaban las imágenes de San Andrés y San Bartolomé, destruidas en 1936. Sobre las repisas del primer cuerpo están las esculturas en madera policromada de San Pedro, con las llaves y el libro (1,60 m.), San Juan Bautista, con el banderín del Agnus Dei (1,60 m.), en el lado del evangelio; en el lado de la epístola, San Juan Evangelista con el libro y la pluma (1,60 m.) y San Pablo con la espada y el libro (1,60 m.), todas ellas realizadas por Sebastián Santos en 1957, por encargo de Clemente Ordóñez[78]. En el centro, dentro de la hornacina, decorada con espejos ovales dorados, preside el templo su titular, el mártir San Sebastián, obra del mismo autor, realizada en 1941, por encargo de la Corporación Local, presidida por su alcalde D. Rafael Girón María[79].

Sobre las figuras de las calles laterales, a la altura de los capiteles, lucen medallones con los bustos en relieve de los Padres y Doctores de la Iglesia latina: San Agustín y San Gregorio, en el lado del evangelio, y San Ambrosio y San Jerónimo en el de la epístola, todos de la misma factura que el retablo. Sobre los capiteles, apenas puede reconocerse el entablamento: tan enmascarado queda por los penachos que recubren los dados que prolongan los estípites. En las cornisas de los capiteles, se mueven ángeles que llevan en sus manos laureles y palmas, como atributos victoriosos del martirio del santo titular.

En la calle central, en la franja del entablamento, se abre el camarín del trono o manifestador, con arco de medio punto. El manifestador, obra de Miguel Gallego[80], estaba enmarcado por cortinas de telas encoladas. Tenía un sol de madera movible, para ocultar o reservar el Santísimo Sacramento cuando era expuesto. A ambos lados, había sendos ángeles con instrumentos musicales.

Hoy en él se venera la Virgen del Rosario, de Amaro Vázquez, conocida como Virgen del Olvido, escultura en madera policromada (1,02 m.), de rasgos manieristas. En 1618, Francisco Fernández Soriano, vecino de Higuera junto a Aracena, se obligaba a pagar al pintor sevillano de imaginería, Amaro Vázquez, los últimos 180 reales de los 30 ducados en que concertó con dicho artista “la hechura de una ymagen de Ntra. Sra. del Rosario de madera y dorado y estofado que me tiene entregada...”[81]. Ultimada la construcción del nuevo templo parroquial en 1746, esta figura fue sustituida por otra de la misma advocación, más acorde con la estética del momento. Con el tiempo se retiró del culto, y olvidada permaneció en el doblado de la sacristía. Por ello, al participar en la Exposición mariana instalada en el templo del Divino Salvador de Sevilla en 1929, figuró en catálogo con el título de Virgen del Olvido[82]. La imagen fue restaurada en 1938 por Sebastián Santos Rojas, a instancias del párroco, Inocencio Fernández Pruaño. Fue costeada por Francisco Girón María. Obtuvo el informe favorable del Vocal de la Comisión Diocesana de Arte Religioso, José Hernández Díaz, y la aprobación del Vicario General de Sevilla[83].

En el segundo cuerpo del retablo mayor, entre los estípites, están situadas sendas repisas vacías, con cortinajes pintados de fondo. Antiguamente eran ocupadas por dos evangelistas y por los mártires San Esteban y San Lorenzo. La hornacina central, también decorada con estípites, estaba destinada a la imagen de la Asunción, escultura de las denominadas Ade chuleta@, por carecer de terminación en la espalda. Hoy se halla en ella un Crucificado, inspirado en el Cristo de la Expiración, o del Cachorro, de Sevilla, donado por Rafael Lancha Fal[84]. El conjunto se remata con el Espíritu Santo, el monograma de María, y dos ángeles tenantes que portan una cartela con el monograma de JHS con los tres clavos. Se cierra la bóveda de horno con triángulos esféricos, separados por una docena de nervios y ornamentados con guirnaldas florales y cabezas de querubines.

Las jambas y el intradós del arco prolongan las tallas y el dorado del retablo, para culminar todo el conjunto el Padre Eterno, con el triángulo trinitario sobre la cabeza y portando el orbe abrazado y coronado por la cruz. Todo envuelto en rayos esplendentes y una nube de querubines y serafines, sobre un marco festoneado. A ambos lados de la embocadura del arco, se situaban ángeles lampareros[85].

La mesa de altar, exenta, está trabajada en mármol rojo y blanco. Adopta una forma que sintetiza la tipología de la mesa y del ara sacrificial, a saber, tarimilla sobre cuatro columnas, y pedestal central rectangular, con el crismón dorado. Fue realizada en 1965[86].

Transepto, lado de la epístola.

Retablo de San José

En el brazo del transepto del lado de la epístola, en simetría con el retablo de la Inmaculada, se alza el retablo de San José, de estilo rococó, poco anterior a 1787. Fue costeado por Bernabé Rincón y Garzón, quien, en su testamento otorgado el 2 de octubre de 1787, dejaba vinculado un huerto, para que sus frutos fueran distribuidos “en culto y decencia del Altar de Señor San Josef, que está en la propia iglesia”[87]. Bernabé Rincón tenía su lauda sepulcral en un lugar cercano al presbiterio, casi en el centro de la media naranja, y en ella figuraba la fecha de su muerte, 1759[88].

Se compone de mesa de altar, banco, cuerpo de tres calles con estípites. El retablo está decorado con tallas doradas de espejos ovales, hojarasca, guirnalda de flores y hojas, veneras, estípites, etc., sobre fondos jaspeados, verde claro, azul y rojo, enriquecido con guirnaldas de flores pintadas, todo muy similar al retablo mayor. El camarín del titular tenía un pabellón de telas encoladas, rematado por una corona de madera dorada[89].

En la hornacina central, con cristal, un San José con el Niño desnudo, sostenido entre los brazos, sobre un lienzo de simbología eucarística. El Santo Patriarca viste túnica verde, estofado sobre oro, y manto rojo, abierto en semicírculos en torno a los brazos. Lleva en su izquierda la vara florida, de plata. También en plata, la diadema radiante del santo y las potencias del Niño. Escultura en madera policromada (1,25 m.), anterior a 1787, sigue el estilo de Hita del Castillo y de modelos sevillanos de la segunda mitad del s. XVIII[90].

En las repisas laterales están San Rafael, del círculo de los Roldanes, escultura en madera policromada (0,80 m.) de la primera mitad del s. XVIII, restaurado en 1971 por Sebastián Santos; y Santa Rosalía, de Arte Cristiano de Olot. En la hornacina del ático, hay una Virgen de los Reyes, de barro cocido. Además de ser la patrona de la Archidiócesis, la imagen recuerda que Higuera fue liberada en su fiesta, el 15 de agosto de 1936. Aquel año fue destruido el San Miguel, que hacía pareja con San Rafael, así como un San Bernabé, santo homónimo del donante, que estaba en la hornacina del ático. El conjunto se remata con rompimiento de gloria, donde sobrevuela el Espíritu Santo.

En la pared frontal del transepto, puede verse un óleo, en marco rococó, con rico penacho, que representa el Martirio de San Bartolomé (1,45 x 1,08 m., del s. XVIII, copia de Ribera, a través de un grabado de Louis Ferdinand, de 1650[91].

Debajo de él, un pequeño lienzo de la Inmaculada (0,56 x 0,40 m), de menos de medio cuerpo, copia de Murillo, posiblemente de Alonso Miguel de Tovar. Se cree fue regalo de la misma familia de Tovar. Fue restaurado en 1973, en los Reales Alcázares de Sevilla[92].

Retablo del Corazón de Jesús

Preside este brazo del crucero el retablo del Sagrado Corazón de Jesús, antes dedicado a la Virgen del Carmen[93], de hacia 1750, que fue donado por el patronato creado en 1674 por Alonso Martín Garzón y agregado a la Cofradía de Ánimas[94]. Se compone de frontalera de altar, banco, cuerpo central de tres calles separadas por estípites, y ático semicircular. Todo bordeado por aletones calados de roleos vegetales dorados. En el centro de la predella se sitúa el Sagrario, con portezuela de plata donde se representa la Última Cena. A un lado y a otro, sendos relieves con bustos de las Ánimas del Purgatorio, en referencia al patronato y cofradía de Ánimas, que costeó el retablo. En la hornacina del cuerpo central, figura el Corazón de Jesús, de serie, posterior a 1936, donado por Clemente Ordóñez Castilleja. Las ménsulas laterales, en las que se hallaban San Leandro y San Isidoro, ambas destruidas en 1936, hoy la ocupan la Virgen del Pilar y San Juan Nepomuceno.

En una ménsula lateral está la Virgen del Pilar, escultura en madera policromada (0,54 m.), obra anónima de hacia 1800, sobre columna realizada por Sebastián Santos en 1962, como atestigua la inscripción que hay en su interior: AA la mayor gloria de Dios y honra de su Stma. Madre, 1962, 26 de Agosto. Hice este Pilar a la imagen de Ntra. Señora en memoria del 22 años que cumple mi hija Pilar@[95]. La imagen estaba en la sacristía de la ermita de San Antonio.

 La escultura del abogado de la buena fama y del secreto de la confesión, San Juan Nepomuceno, del último tercio del siglo XVIII, ocupa la otra repisa lateral. Fue traído por Sebastián Santos.

Centra el ático curvo un relieve en madera policromada (1,70 x 1,10 m. aprox.) que representa a la Virgen Santísima en el momento de la imposición de la casulla a San Ildefonso, obra seguidora de las formas de Duque Cornejo, de la fecha del retablo. El santo aparece con la mitra y el báculo a sus pies.

Seguidamente, una vitrina marco protege el simpecado de la Virgen del Prado y una copia de la Virgen de la Servilleta, posiblemente de Tovar. El simpecado de la Virgen del Prado (2,50 x 0,90 m.), de hacia 1911, está bordado en sedas de colores, con motivos de roleos, flores y aves del paraíso. Al centro, una cartela culminada por corona imperial, con piedras celestes, verdes y rojas, enmarcan una placa de plata con la efigie de la Stma. Virgen del Prado. Al pie de la imagen, hay una cabeza de querubín, de marfil[96].

El cuadro de la Virgen de la Servilleta, al óleo sobre lienzo (0,60 x 0,45 m.), es copia de la conocida obra de Murillo, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, y se atribuye a Alonso Miguel de Tovar. En tiempos, estuvo en el basamento del retablo de San Judas, junto a la pila bautismal[97].

Seguidamente, otro marco vitrina está destinado a un estandarte del Corazón de Jesús. Está bordado en oro fino sobre terciopelo rojo, y la efigie del Sagrado Corazón en fina seda, con grandes flecos de oro. Es obra de los años 1928-1931. Fue bordado y regalado por Dª. Ana Rome[98].

Sobre el primero y el segundo pilar del lado de la epístola, pueden contemplarse los bellísimos óleos sobre lienzo (1,05 x 0,45 m.) de Santa Justa y de Santa Rufina, atribuidos a Juan Ruiz Soriano[99]. Fueron restaurados y reenmarcados hacia los años 1970-1975.

Retablo de la Virgen del Carmen

En la primera capilla entre los contrafuertes del lado de la epístola, se encuentra el retablo de la Virgen del Carmen, antes dedicado al Señor atado a la Columna, imagen destruida en 1936. Es una arquitectura que se diferencia de los demás retablos por su fuerte impronta rococó, de formas movidas y asimétricas. Está compuesto por mesa de altar, con frontalera de rocallas, banco, y cuerpo principal de tres calles, rematado en ático semicircular, sin hornacina.

En el centro de la predella, en el hueco correspondiente al tabernáculo, se ha situado la imagen arrodillada de Santa Bárbara, escultura de madera y telas encoladas (0,65 m.), firmada por Sebastián Santos, de 1956, que fue encargada por doña Mercedes Cubero, y donada a la parroquia[100]. Es una réplica de la anterior, que se veneraba en la ermita del Cristo del Rosario[101].

La hornacina central está la Virgen del Carmen, imagen de candelero para vestir (1,23 m.), obra anónima sevillana de mediados del siglo XVI[102]. El Niño Jesús es de serie, Olot. Según el Inventario de 1886, la imagen presidía el retablo anterior, que hoy ocupa el Sagrado Corazón[103]. Recordemos que en 1760, Antonio Rodríguez Torres y Domínguez, natural de Higuera y vecino de Honda, en Florida, donó a esta imagen un rosario de oro, que pudiera usarlo la Virgen del Prado en su festividad anual[104]. El cuido del altar, enseres y ropas de la Virgen del Carmen corría a cargo de la familia Díaz Robledo, al menos en los años 1870-80. En 1884, con motivo del embaldosado de la iglesia, el tabernáculo con la reserva eucarística fue trasladado del altar de la Virgen del Rosario al de la Virgen del Carmen. Con tal motivo, Rafael Díaz Robledo solicitó se le concediera el título de camarista del altar y de las ropas de la Virgen[105].

En las repisas laterales, decoradas con rocallas, y rematadas con tondos, en los que puede leerse: ACHARITAS@y AS. JOACHIM@. Está vacía la que correspondería a San Francisco de Paula. En la siguiente vemos una imagen de San Joaquín, de serie.

Las paredes laterales de la capilla se decoran con obras muy desiguales. Por una parte, unos Desposorios de la Virgen con San José, lienzo de formato apaisado, de estilo popular sevillano del siglo XVIII, de la serie de la Vida de la Virgen. En cambio, en una vitrina empotrada en el otro muro lateral de la capilla, se exponen dos magníficas piezas: el lienzo de la Divina Pastora, de Alonso Miguel de Tovar, y la Sagrada Familia de marfil.

En una hornacina abierta en dicha pilastra, al lado izquierdo del retablo de la Virgen del Carmen, protegido por marco de hierro y cristal de 12 mm., protegido con láminas antihumedad y cámara de aire, se ha colocado el cuadro de la Divina Pastora, óleo sobre lienzo (0,80 x 0,62 m.) del pintor Alonso Miguel de Tovar, creador del prototipo iconográfico, inspirado por Fray Isidoro de Sevilla en 1703[106]. Hasta hace poco estaba en una hornacina al pie del retablo de la Virgen del Carmen, con un marco de cristal sencillo.

Delante del cuadro se ha situado el grupo escultórico de la Sagrada Familia itinerante, en marfil, de taller hispanofilipino de hacia 1700 (San José, 0,26 m.; Niño, 0,14 m.; Virgen, 0,25 m.)[107]. Figuró en la Exposición Mariana de Sevilla, de 1929.

En la clave del arco una Virgen con el Niño, murillesca, del s. XIX. Y en el pilar siguiente, el óleo de Santa Rufina, atribuido a Juan Ruiz Soriano, como queda dicho. A continuación se abre la puerta lateral del costado de la epístola, que da a un espacio abierto, antiguamente cementerio parroquial. Sobre ella un óleo de Adoración de los pastores, de formato apaisado, obra popular murillesca del XVIII, de la misma serie de la Vida de la Virgen.

Retablo de María Auxiliadora

La última capilla abierta entre los contrafuertes, acoge el retablo de María Auxiliadora, antiguamente dedicado a la Virgen de los Remedios, que era imagen de vestir[108]. Se compone de frontalera de altar, con águila bicéfala, coronada con monograma de María, banco, hornacina central flaqueada por estípites, y rematada por moldurón con querube y monograma de María. El retablo se decora con relieves dorados de hojarasca, guirnaldas de flores y frutas, estípites, jarros, etc., mientras que los fondos aparecen jaspeados en suaves colores azules y jacinto.

Preside la imagen de María Auxiliadora, escultura en madera policromada (1,25 m.), obra de Sebastián Santos, de 1952, quien copia el modelo de la que se venera en el Colegio de la Trinidad de Sevilla, por lo que firma así: AS. SANTOS. COPIA@[109]. Fue donada por los hermanos Cubero[110]. La imagen original sevillana, al parecer, fue adquirida en los Talleres Salesianos de Sarriá, Barcelona, hacia 1894.

En las paredes laterales de la capilla, encontramos un lienzo de la Presentación de la Virgen en el Templo, apaisado, de la serie de la Vida de la Virgen; un lienzo de Santa Ana maestra, de factura popular; una lámina de Santa Teresa Jornet, Patrona de la Ancianidad; y un óleo que representa la degollación del Bautista, del siglo XIX[111].

Finalmente, en el último pilar de la nave de la epístola, o el primero desde la entrada, hay otra pila de agua bendita, que hace pareja con la que está en el pilar de enfrente.

Sotocoro

En el sotocoro, frente a la capilla bautismal, en el llamado Acuarto de los estandartes y faroles@[112], se acomodó un nuevo retablo de estípites, que imita la forma poligonal del retablo mayor, obra de Sebastián García Díaz y Antonio Prior González de 1976. Presenta tallas doradas, algunas de traza neogótica, aprovechadas de otros retablos, sobre fondo verde con flores pintadas. En la hornacina central, la Virgen Milagrosa, imagen de serie, de Olot, y en las repisas laterales, Santa Lucía, escultura de madera policromada (0,80 m.), firmada por AS. Santos@, y documentada en 1954. Fue un regalo del escultor a don Cayetano Martín y su esposa; al fallecer el primero, su viuda, doña María Teresa Fernández, la donó a la parroquia[113]. Y una Santa Rita de Casia, de serie.

A los pies del templo, junto al cancel, un óleo de San Juan Bosco[114], firmado por AACOSTA@.

Coro alto

En el coro alto se encontraba el órgano de tubos, que importó 12.066 reales, costeado por la testamentaría de Juan González Rufo[115].

Antesacristía

La antesacristía comunica por una puerta con el transepto del lado del evangelio, y por otra con la capilla mayor, a través del retablo.

Un armario alto, situado en la antesacristía, contiene varias banderas (conocidas también como Abacalaos@) y dos magníficos simpecados de la Divina Pastora, del siglo XVIII: uno de terciopelo rojo bordado en oro con óvalo de la Pastora, de cortes rectos, de principios de dicho siglo; y otro blanco de tisú ricamente bordado en oro, con motivos de rocalla, y en el centro, una pintura atribuida a Tovar, con vara de doce cañones de plata y cruz también de plata. En 1879, el cura propio, José Fernández, comunicaba al Arzobispado de Sevilla que había trasladado éste simpecado a casa de Manuel Crespo Fernández, y lo describe así: ADicho simpecado es de tisul bordado con oro fino, tiene en el centro una imagen de la Divina Pastora pintado al óleo en lienzo, y su vara tiene doce canutos de plata [...] y una cruz del mismo metal, y mide cada canuto una tercia aproximadamente@[116]. Hay además seis varales de plata con ocho cañones del palio.

A través de una escalinata de cuatro peldaños se accede al presbiterio donde se conserva una lápida sobre el pavimento que reza así: AAQUI YACE D. JUAN GONZALES RVFO A QVIEN LA CARIDAD CON LOS POBRES Y CON ESTA YGA HIZO LAVDABLE EN VIDA Y EN MVERTE LO DISPVSO COMO EN SV VIDA, FALLECIO EL DIA 27 DE NOV. DE 1759. [calavera y tibias] R.I.P.A.@

Sacristía

La sacristía es de planta rectangular con bóveda de cañón con arco fajones pareados e imposta sobre mensulones. En el testero frontal se halla una cajonera tosca, del s. XVIII. Sobre la cajonera hay un crucificado de marfil enmarcado en un fragmento de retablo de la primera mitad del s. XVIII. Los arcos de medio punto laterales rehundidos se aprovechan para colocar sendas vitrinas para las casullas y diversos objetos litúrgicos. Se exponen cuatro angelitos de madera policromada con alegorías de la pasión (escalera, martillo), que decoraban la urna del Santo Entierro. Al fondo hay un banco de madera con alto respaldo rematado con penacho, en cuyo centro está el monograma de María.

Orfebrería

En el interior de la Sacristía, se guardan algunas obras de platería de indudable interés. La pieza más antigua es un portaviático barroco de plata (15 x 7,1 x 4 cm.) de hacia 1690-1715: tiene forma de capilla con dos puertas con cierre de aldabilla, y penacho semicircular; en su interior se contiene una cajita cilíndrica para el Santísimo; se decora con motivos vegetales ondulantes y cabeza de querubín[117].

A comienzos del siglo XVIII pudo hacerse un copón de plata sobredorada, en forma de taza o caja circular sobre pequeño basamento, y cubierta plana rematada en cruz de sección romboidal[118]. Es interesante un relicario de plata para un Lignum Crucis, con una inscripción que la data en 1742 y la vincula a la Hermandad de la Santa Cruz: ALo dio a la hermandad Dn. Juan Thomas Vejarano y Rufo presbítero. Año de 1742@; es de plata repujada (20 cm. alto x 9,5 base), tiene forma de ostensorio, con basamento circular y decoración floral carnosa, nudo periforme y viril oval con ornamentación floral calada en forma de rombo[119]. Otro relicario de plata tiene forma de corazón y dice contener un dedo de Santa Catalina de Siena.

A la segunda mitad del siglo XVIII, como los demás objetos litúrgicos, corresponde la mayor parte de las piezas de platería. Un cáliz liso de plata sobredorada de 1780, de gran esbeltez (29 cm. alto, 18 de base y 16 de copa) pertenece a los llamados de los Patriarcas de las Indias. En la inscripción de la pestaña de la base se lee: ASIENDO LIMOSNERO MAYOR DE SU MAJESTAD EL EMINENTÍSIMO SEÑOR CARDENAL DELGADO PATRIARCA DE LAS YNDIAS Y ARZOBISPO DE SEVILLA AÑO DE 1780.@ Y en la peana dice: ACARLOS III DEI GRATIA HISPANIARUM REX ET VIRTVTE@[120]. También de fines del XVIII es un copón de plata sobredorada, con astil periforme, decoración de querubines y símbolos eucarísticos, todo rematado en cruz de sección romboidal. El relicario de plata de San Sebastián, de ornamentación rococó decadente, base túmida, pequeño astil con ces proyectadas radialmente, fanal troncocónico y cubierta rematada en cruz abalaustrada (18 cm. alto, 9 de base)[121]. Las varas del palio, de ocho cañones de plata repujada con temas de rocallas, llevan los punzones de AMAT, de finales del s. XVIII.

De fines del XVIII o principios del XIX puede ser un cáliz de plata dorada, con decoración en copa, nudo y base, de rocallas, querubines y racimos de uvas. En el interior de la base dice: APor la devoción del Santísimo Cristo del Rosario@[122]. Dado que las formas del rococó perduran hasta los primeros decenios de la centuria siguiente, podría identificarse con el cáliz que donó en 1818 el marino y piloto Modesto Garzón para la ermita del Cristo del Rosario[123].

En el primer cuarto del siglo XIX, y siguiendo los cánones neoclásicos, se hicieron un cáliz de plata sobredorada (21 cm. alto, 12 de base, 7 de copa), de basamento muy elevado con perfil cónico, adornado con hojas de laurel, nudo troncocónico invertido, con hiladas de perlitas en los perfiles horizontales, y copa campaniforme, con decoración sobrepuesta de vides y espigas atadas por una lazada. Palomero lo reconoce como procedente de Arequipa (Perú), por la similitud con otro ejemplar del convento de Santa Ana, de Badajoz[124]. Otro cáliz neoclásico de plata lisa (25 alto, 14 de base, 7 de copa), con los punzones sevillanos de NO8DO, FLORES y otro ilegible, reduce su ornamentación al rosario de perlas en las aristas horizontales[125].

Un ostensorio de plata dorada mezcla los estilos rococó y neoclásico: sobre base oblonga con cartelas de símbolos eucarísticos y cabezas de querubines en plata en su color, de rocallas, astil de nudo periforme liso con perlas en las aristas, y sol; muestra los punzones de PALOMINO, NO8DO y FLORES, por tanto, del primer cuarto del siglo XIX (55 cm. alto, 25 cm. sol, 25 x 18 cm. base)[126].

Unas vinajeras de plata sobre bandeja oval, se decoran con palmetas y cordoncillo (bandeja, 21 x 11 cm.; vasijas, 15 cm. alto)[127]. Ya nos hemos referido a la custodia procesional o de asiento de Francisco Lastortres, de 1859. Finalmente, reseñemos el pequeño ostensorio, de la segunda mitad del s. XX, que imita modelos del s. XVII; en la pestaña dice: ADonado por los Sres. de Robledo en sufragio de su hijo Juan. Dulcísimo Jesús, no seáis su juez sino su salvador@.

Otras piezas conservadas en este ámbito son un Cristo de marfil hispano-filipino; un pequeño lienzo de la Piedad, del siglo XVII.

Conclusiones

La iglesia parroquial de San Sebastián, de Higuera de la Sierra, es uno de los conjuntos más ricos y completos del patrimonio cultural de la serranía onubense. El edificio, según proyecto de Silvestre Tirado y Diego Antonio Díaz, fue inaugurado el 28 de agosto de 1746. Consta de una sola nave central, con capillas entre los contrafuertes, cubierta con bóveda de cañón con lunetos, y capilla mayor con bóveda de media naranja. Al exterior, destaca en la fachada principal la esbelta torre dieciochesca. En su interior, la magnificencia del retablo mayor, que parece llenar el templo, los retablos dorados, las magistrales esculturas y pinturas, la tamizada luz y el variado zócalo de azulejos sevillanos contribuyen a lograr aquellas cualidades ambientales que producen la grata sensación de encontrarnos en un auténtico espacio religioso.

A pesar de las pérdidas sufridas en 1936, admiramos el número y calidad de retablos, esculturas y pinturas que conserva. Tanto en el ámbito principal (cabecera y nave) como en los subordinados, se dan cita tallistas, retablistas y escultores, de Sevilla o de Llerena, como Amaro Vázquez, Manuel García de Santiago, Diego Meléndez, Bernardo Francisco, Diego Rosales, Juan González, Miguel Delgado Zambrano, Juan González y Manuel de la Huerta, otros autores próximos a Hita del Castillo y a Duque Cornejo, y el gran escultor higuereño Sebastián Santos Rojas. A ellos se suman los pintores, también de Higuera, Alonso Miguel de Tovar y Juan Ruiz Soriano, junto con otros autores anónimos de escuela sevillana. No olvidemos las piezas de orfebrería, el crucifijo de marfil hispanofilipino, el grupo -del mismo origen- de la Sagrada Familia, ni los magníficos bordados de los simpecados de la Divina Pastora y de la Patrona, la Virgen del Prado.

El análisis de cada una de las piezas se ha sustentado en una copiosa documentación, que ha permitido, entre otras cosas, aclarar, como ya era obvio por razones estilísticas, que el retablo de la Virgen de la Piedad no es el primitivo que hizo Diego Meléndez (1794), sino el de San Cristóbal, de mediados del s. XVIII.


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[1] Archivo de la Catedral de Sevilla (ACS), Diputación de Negocios, libro 330, fol. 253 vº; libro 331, fols. 53-54. LÁZARO MUÑOZ, María del Prado, El arquitecto sevillano Diego Antonio Díaz, Sevilla, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, 1988, pág. 36.

[2] AGAS, Gobierno. Visitas, leg. 05220, Libro 57 de Visitas. El Visitador, en 1746, anota que la ermita de Ntra. Sra. de Luna sirve de parroquia, y que Aeste año se ha finalizado una nueua Yglesia@.

[3] APHS, Inventario de 1886, fol. 1-1 vº. Erróneamente habla del maestro mayor AFranco Díaz@, cuando en realidad se trata de Diego Antonio Díaz.

[4] OLLERO LOBATO, Francisco, Noticias de arquitectura (1761-1780), en t. XIV de Fuentes para la Historia del Arte Andaluz, Sevilla, Edic. Guadalquivir, 1994, pág. 344.

[5] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 269. A1772. Autos sobre el reconocimiento, aprecio y execución de la obra de la Yglesia y fundición de una campana.@

[6] AGAS, Gobierno. Visitas, leg. 05181, n1 3, fol. 8 vº. Visita de 4 de mayo de 1785.

[7] AGAS, Gobierno. Visitas, leg. 05231, Visita de 27 de junio de 1786.

[8] ADH, Cancillería, Parroquias, Higuera de la Sierra, doc. nº 16: Solicitud para colocar la nueva mesa de altar, 1965, marzo, 3.

[9] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: Anastasio Ramos y Rodríguez, cura regente, solicita licencia para colocar solería de mármol del país, 1884, octubre, 1. Se concede la licencia, Sevilla, 1884, octubre, 7. El Cura Regente comunica que se ha terminado el embaldosado, Higuera, 1884, diciembre, 23.

[10] ADH, Cancillería, Parroquias, Higuera de la Sierra, doc. nº 27: Visita e informe de Alfonso Jiménez, 1973, junio, 14.

[11] ADH, Cancillería, Parroquias, Higuera de la Sierra, doc. nº 25 A: Presupuesto de almacén en el patio de la iglesia, 1967, abril, 24.

[12] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: el párroco, don Enrique López, pide licencia al Arzobispado, 1924, mayo, 22; licencia del Arzobispo, 1924, mayo, 26.

[13] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 107: Sobre arreglo de una campana y afianzamiento de la torre, 1678, octubre, 17.

[14] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 269. A1772. Autos sobre el reconocimiento, aprecio y execución de la obra de la Yglesia y fundición de una campana.@

[15] APHS, Inventario de 1886, fols. 2-2vº.

[16] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: el párroco, José Fernández, pide licencia, 1878, mayo, 20. Juan Japón hizo una campana para el beaterio carmelita de Calañas, en Sevilla en 1879, que se encuentra en la Residencia Virgen del Prado, de Higuera, a la espera de su restauración.

[17] ADG, Gobierno, Higuera de la Sierra: carta del párroco, José Rodríguez Fernández, al Secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado, 1900, julio, 24.

[18] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 267. La Higuera. Copia del Inventario. 1851, formado por Bartolomé Ferreira, cura ecónomo, 1851, noviembre, 16.

[19] APHS, Inventario de 1886, citado.

[20] APHS, Plano de la Iglesia Parroquial de Higuera junto Aracena, firmado por Juan Mª Griñón, y dibujo de Enrique Justó y Domínguez [de hacia 1886]. Copia en ADH, Cancillería, Higuera de la Sierra, doc. n1 45.

[21] APHS, Inventario de 1886, fol. [28], Año de 1909, Adición: fue donada por Manuela Rincón Álvarez, según dispuso en su testamento; sus albaceas la encargaron en Valencia, y costó mil pesetas.

[22] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: Luisa Rincón y Rufo, que había adquirido un retablo para la imagen del Sgdo. Corazón de Jesús, pide el título de Camarera, 1913, octubre 17. El cura, Fermín Ramos Tena, informa que el retablo está ya colocado, 1913, diciembre, 6.

[23] ADH, Cancillería, Higuera de la Sierra, doc. nº 1, pág. 5.

[24] APHS, Inventario de 1886, fols. 2 vº - 3 vº.

[25] En el Inventario de 1851 dice erróneamente ASan Cirilo@.

[26] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: José María Cubero Fernández pide el título de camarero del altar de la Virgen de los Remedios, 1887, enero, 14. Concedido: Sevilla, 1887, enero, 25.

[27] Rafael Muñoz Barranquero, como testigo y protagonista, narra con detalle las circunstancias de cómo salvó las piezas antiguas que figuran en el Inventario de 1992.

[28] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: carta del párroco, Inocencio Fernández, al Cardenal Arzobispo de Sevilla, 1936, agosto, 22.

[29] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 669/5, Testamento de Bartolomé Rincón y Garzón, presbítero, otorgado el 2 de octubre de 1787, ante el escribano Josef Campelo, fol. 2 vº.

[30]Ibidem, fol. 31.

[31] ADH, Inventario de 1955, pág. 11.

[32] ADH, Cancillería. Parroquias, Higuera de la Sierra, doc. 1: AIHS. Inventario de la Iglesia Parroquial de San Sebastián de Higuera de la Sierra@, formado por el párroco, don Inocencia Fernández, 1955, marzo, 2, pág. 22 (En adelante: Inventario de 1955).

[33] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos Rojas, escultor imaginero, Sevilla, Caja San Fernando, 1995, pág. 154.

[34] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense. Historia, arte, iconografía. Huelva, Diputación Provincial, 1981, pág. 56.

[35] ADH, Inventario de 1955, pág. 15.

[36] En el ajuar de las casas particulares, no era infrecuente disponer de estas series de la Vida de la Virgen, y de la pareja de cuadros de la Hilanderita y del Niño de la Espina. En la relación de bienes que componían la dote de la esposa de Juan Ruiz Soriano, en 1714, figuran de este modo: AYten quatro liensos de la vida de Nuestra Señora, de a dos varas, con sus molduras de madera en bruto, en tresientos reales de vellón. Yten dos láminas de Nuestra Señora y Jesús hilando, con sus molduras doradas, de una bara de alto, en ciento y veinte reales de vellón@. QUILES GARCÍA, Fernando, Noticias de pintura (1700-1720), o.c., págs. 206-207.

[37] GIRÓN MARÍA, Francisco, Alonso Miguel de Tovar, el pintor de la Divina Pastora, o.c., pág. 41; sin embargo, en la pág. 87, se lo atribuye a Juan Ruiz Soriano. QUILES, Fernando, AAlonso Miguel de Tovar, entre Sevilla y la Corte (1678-1752)@, en Catálogo de la Exposición Alonso Miguel de Tovar (1678-1752), Sevilla, Museo de Bellas Artes, 29 de septiembre - 19 de noviembre, 2006, págs. 33-34.

[38] Manuel García de Santiago, hijo del también escultor y retablista Bartolomé García de Santiago, se intitula indistintamente maestro escultor, arquitecto, ensamblador y tallista; es autor de tan importantes retablos como el de Loreto (1749-50), el de San Hermenegildo de la catedral sevillana (1752-1753), el Sacramental de Olivares (1752-53), el de Fuente de Cantos (1779), entre otros: ibidem, págs. 149-151. Aún estaba en activo, con la ayuda de su hijo Bartolomé, en 1799: ROS GONZÁLEZ, Francisco Sabas, Noticias de escultura (1781-1800), o.c., pág. 344. HERRERA GARCÍA, Francisco J., “El retablo de estípites”, en HALCÓN, Fátima, Francisco HERRERA y Álvaro RECIO, El retablo barroco sevillano, Sevilla, Universidad - Fundación El Monte, 2000, págs. 112, 151.

[39] Los problemas continuaban en 1795: ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 269: Solicitud de que se presenten las reglas de la Virgen de los Dolores, 1795, mayo, 4.

[40] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 267: Petición y resolución sobre retablo a la Virgen de los Dolores con su Hijo en brazos, Higuera, 1793, junio, 4.

[41] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c.,, pág. 266. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena, Quenta de la confraternidad [...], 1795, fol. 22 vº: AItem, noventa y siete reales y medio gastados en un poyo hecho para asentar el nuevo retablo en que está colocada la nueva himagen de Dolores, como consta de recibo de Francisco Rufo, maestro arvañil@. Fol. 23: se celebró una solemne función religiosa cuando se colocó la Virgen en su retablo. Asimismo se le hicieron unas potencias al ACristo de los Desamparados que está en brazos de nuestra Sra.@ por valor de 160 reales.

[42] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 266. APHS. Inventario de 1886, fol. 6 vº.

[43] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 266. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena, Quenta de la confraternidad de Ntra. [Sra.] de los Dolores cita en la parroquial de esta villa de la Higuera junto a Aracena del presente año de 1795, fol. 23. Abonaron 4.000 reales por el nuevo retablo. Diego Meléndez era yerno de Manuel García de Santiago: estaba casado con su hija Felipa: ROS GONZÁLEZ, Francisco Sabas, Noticias de escultura (1781-1800), t. XIX de Fuentes para la Historia del Arte Andaluz, Sevilla, Edic. Guadalquivir, 1999, pág. 343.

[44] ADH, Inventario de 1992, fol. 25.

[45] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c.,, pág. 266. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena. Libro para estender las cuentas que anualmente se dan por los mayordomos de la confraternidad de los Siervos de María Santísima de los Dolores, sita en la yglesia parroquial de esta villa de Higuera junto a Aracena, que da principio este año de 1788. Auto de Cuentas de 17 de agosto de 1793, fols 18 vº-19. Tuvo de costo 1.200 reales por la hechura de la imagen, 750 reales por la repisa, y 241 reales y 17 maravedíes por el transporte desde Sevilla.

[46] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c.,, pág. 266. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena. Libro para estender las cuentas que anualmente se dan por los mayordomos de la confraternidad de los Siervos de María Santísima de los Dolores, fol. 19. El importe ascendió a la cantidad de 1.300 reales.

[47] ADH, Inventario de 1992, fol. 26.

[48] APHS, Inventario de 1886, fol. 4 vº. Se encontraba a los pies de la Purísima, dentro de la cristalera.

[49] Según el Inventario de 1992, siempre estuvo en la parroquia, y fue reentelado en 1985.

[50] CANO, Ignacio y Fernando QUILES, ASobre la técnica y el estilo de Tovar@, en Catálogo de la Exposición Alonso Miguel de Tovar (1678-1752), o.c., pág. 39.

[51] ADH, Inventario de 1992, fol. 19.

[52] OLIVER, Alberto, Alfonso PLEGUEZUELO y José María SÁNCHEZ, en AA. VV., Guía artística de Huelva y su provincia, págs. 179-180.

[53] Arch. Parr. Zufre, Libro 1º de la Cofradía de la Soledad, fols. 211 vº, y 216 vº.

[54] ADH, Inventario de 1992, fol. 21.

[55] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 279. APHS, Inventario de 1886, fol. 7 vº: ADestaca en regular estatura y corta talla la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, con manto y túnica negros, de poco mérito@.

[56] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 279. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena. Libro de Cuentas de la V. O. T. de Servitas. Higuera de la Sierra. Año 1788. Auto de cuentas de 30 de septiembre de 1788, fol. 2 vº: AIttem: trescientos onze reales y veinte y cinco mrs. vn. que costó la compostura que se le hizo a la sagrada inmagen de Nuestra Sra. de la Soledad para titularla de Dolores, según relación jurada que dio Dn. Juan de Bayas, maestro de pintura y dorado, por quien se practicó toda la compostura y estofado y por su dirección se le añadió la de emsamblage y escultura en que fueron gastados los mencionados trescientos once reales y veinte y cinco mrs.@.

[57] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 279. ADH, Hermandades. Caja 2. Arcipr. Aracena. Libro de Cuentas de la V. O. T. de Servitas. Higuera de la Sierra. Año 1788. fol. 3.

[58] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c.,, pag. 279. APHS, Inventario de 1886, fol. 7 vº. ADH, Justicia, Aracena, Hermandades 2, Libro de cuentas de la V. O. T. de Servitas, Higuera de la Sierra, Año 1788, Auto de cuentas de 30 de septiembre de 1788, fol. 3: AItem, dos mil ochocientos sesenta y ocho rs. y diez y ocho mrs. que da gastados en la luna de plata y corazón de lo mismo que fueron donados por Dn. Francisco Rincón y Guerra, constta de recibo de Dn. Antonio Agustín Méndez del comercio de platería, vecino de dicha ciudad de Sevilla@. La corona de plata, también de Méndez, costó 1.481 rs. y fue donada por Cristobalina Castilleja.

[59] ADH, Inventario de 1992, fol. 21.

[60] APHS, Inventario de 1886, fol. 7.

[61] APHS, Inventario de 1886, fol. 5. ADH, Inventario de 1992, fols. 17-18.

[62] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., págs. 495-496.

[63] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos, o.c., pág. 154.

[64] APHS, Inventario de 1886, fol. 5 vº.

[65] Ibidem, fol. 7: Antonio Domínguez de Alcántara fue uno de los fieles que cedieron terreno para ampliar la iglesia. Otros fueron Esteban García Hidalgo y Juan de Flores.

[66] APHS, Inventario de 1886, fol. 4 vº.

[67] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense. o.c., págs. 55-56.

[68] ADH, Inventario de 1992, fol. 16.

[69] APHS, Inventario de 1886, fol. 4 vº.

[70] SÁNCHEZ, José María, AJuan de Zamora y el retablo mayor de Zufre (Huelva)@, en Archivo Hispalense, 255 (2001) 171-173. La documentación original, consultada por J. M. Sánchez, está en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, Sala 3ª, leg. 215, pieza 1ª, año 1546, y Sala 508, leg. 1943, pieza 6ª, año 1553.

[71] SILVA FERNÁNDEZ, Juan Antonio, La familia García de Santiago. Una saga de imagineros y arquitectos de retablos en la Sevilla del Siglo de las Luces, Sevilla, Diputación Provincial, col. Arte Hispalense 96, 2012, págs. 134-136. HERRERA GARCÍA, Francisco J., “El retablo de estípites”, o.c., págs. 112, 151.

[72] APHS, Inventario de 1886, fol. 4: ANo cerraremos este capítulo sin consignar la nota del importe total de este retablo del altar mayor y que parece costeado por la testamentaría de D. Juan González Rufo, diez y siete años después de su fallecimiento según datos tomados de los papeles de los herederos de dicho señor q. s. g. h., resulta, que además de los seiscientos reales v. que valió la imagen de Nª Sra. de la Asunción, mil novecientos el manifestador y cuatrrocientos del dorado del sagrario de dicho retablo mayor, costó éste, cincuenta mil ochocientos cincuenta por importe de la mano de obra de carpinteros, escultores, pintores y doradores, y por el valor de las maderas, pinturas y libros de oro y de plata en panes, que se emplearon en decorar convenientemente este altar, verdadera puerta del cielo para los fieles de la Higuera, en esta Santa Casa de Dios, donde, como en tantos y tantos templos del Catolicismo en España, se ve, para su mayor gloria, el Dedo poderoso de su Omnipotente Mano@ .

[73] HERRERA GARCÍA, Francisco J., AEl retablo de estípites@, o.c., pág. 113.

[74] HERRERA GARCÍA, Francisco J., AEl retablo de estípites@, o.c., pág. 112.

[75] Ibidem, pág. 111, 121.

[76] ADH, Inventario de 1886, fol. 3.

[77] ADH, Cancillería, Higuera de la Sierra, doc. nº 1: Inventario de la iglesia parroquial de San Sebastián de Higuera de la Sierra, formado por el párroco D. Inocencio Fernández, 1955, marzo, 2 (en adelante: Inventario de 1955) pág. 2.

[78] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos, o.c., págs. 144-147.

[79] Ibidem, págs. 82-83.

[80] APHS, Inventario parroquial de 1889.

[81] LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino, Retablos y esculturas de traza sevillana. o.c., págs. 132-133. Lo cita también H. SANCHO CORBACHO, Homenaje a Hernández Díaz, pág. 676.

[82] APHS, Inventario de 1992, fol. 8, nota 10. HERNÁNDEZ DÍAZ, José, Catálogo-guía de la Exposición Mariana instalada en el templo del Divino Salvador, Sevilla, 1929, pág. 21, nº. 151.

[83] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: petición del párroco, Inocencio Fernández, Higuera, 1938, noviembre, 7; informe favorable de Hernández Díaz, 1938, diciembre, 22; autorización del Vicario, 1938, diciembre, 23.

[84] ADH, Inventario de 1955, pág. 2.

[85] ADH, Inventario de 1992, fols. 11-12. Posteriormente fueron adquiridos por Dª. Natalia Robledo.

[86] ADH, Cancillería, Higuera de la Sierra, doc. nº 16, sobre ampliación del presbiterio: 1965, marzo, 3.

[87] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 669/5, Testamento de Bartolomé Rincón y Garzón, 1787, octubre, 2: fol. 6-6 vº.

[88] APHS, Inventario de 1886, fol. 6 vº.

[89] APHS, Inventario de 1886, fol. 5 vº. ADH, Inventario de 1955, pág. 6.

[90] Tenemos datos de un San José, de talla (1,40 m.), obra de José Geronés Vallés, contratado en noviembre de 1955 y terminado en febrero de 1957, y que no puede identificarse con esta imagen.

[91] FERDINAND, Louis, Livre de portraitvre : receuilly des oeuvres de Iosef de Riuera dit l'Espagnolet / et graué a l'eau forte par Louis Ferdinand. A Paris : Chez Nicolas Langlois, Rüe Sanct Jacques à la Victoire, 1650.

[92] ADH, Inventario de 1992, fol. 20.

[93] APHS, Inventario de 1886, fols. 6-6vº.

[94] Ibidem, fol. 7.

[95] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 307.

[96] ADH, Inventario de 1992, fol. 41.

[97] Ibidem, fol. 42.

[98] Ibidem, fol. 40.

[99] GIRÓN MARÍA, Francisco, Alonso Miguel de Tovar, el pintor de la Divina Pastora, o.c., pág. 87.

[100] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos, o.c., pág. 135.

[101] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: Petición de indulgencias para las imágenes de Santa Bárbara y San Isidro, Sevilla, 1865, junio, 2. Concedido: 1865, junio, 7.

[102] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense, o.c., pág. 475.

[103] APHS, Inventario de 1886, fol. 6.

[104] FAL CONDE, Domingo, La devoción a Ntra. Sra. del Prado, patrona de Higuera de la Sierra, Sevilla, 1949, págs. 89-92. PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, Plata labrada de Indias. Los legados americanos a las iglesias de Huelva, Huelva, Patronato Quinto Centenario, 1992, págs. 132-133. En el Inventario de 1886, fols. 14 vº - 15 v1, se aporta la noticia de que el donante era residente en Indias, en la ciudad de Honda, y que AJuan López Damisa, ensayador de S. M. certificó en Sevilla el 3 de mayo de 1760 que el rosario de filigrana de oro pesaba un marco, una onza y tomín y medio; que tiene de ley 20 quilates@. Pesa, por tanto, 259,163 gramos.

[105] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: Rafael Díaz Robledo solicita el título de camarista del altar de la Virgen del Carmen, Higuera, 1887, enero, 15.

[106] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense. o.c., págs. 386-387.

[107] Ibidem, págs. 183-184.

[108] APHS, Inventario de 1886, fol. 9 vº.

[109] Ibidem, pág. 338.

[110] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos, o.c., pág. 122.

[111] ADH, Inventario de 1955, pág. 15.

[112] APHS, Inventario de 1886, fol. 10.

[113] SANTOS CALERO, Sebastián, Sebastián Santos, o.c., pág. 130.

[114] ADH, Inventario de 1955, pág. 15.

[115] APHS, Inventario de 1886, fol. 11 vº.

[116] ADH, Gobierno, Higuera de la Sierra: oficio del cura propio, José Fernández, al Arzobispado sobre el simpecado de la Divina Pastora, 1879, marzo, 23.

[117] APHS, Inventario de 1886, fol. 13 vº. HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, Huelva, Diputación Provincial, 1980, t. I, pág. 395, fig. 172; t. II, pág. 126. QUINTERO CARTES, Juan Bautista, APortaviático. Higuera de la Sierra@, en CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús, Coord., Ave verum Corpus. Cristo Eucaristía en el arte onubense. Catálogo de la Exposición, Museo Provincial de Huelva, octubre 2004 - enero 2005, Córdoba, Cajasur, págs. 346-347.

[118] HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I, pág. 381, fig. 145; t. II, pág. 126.

[119] APHS, Inventario de 1886, fol. 15 vº, relicario nº 1. HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I, pág. 396, fig. 175; t. II, pág. 126.

[120] APHS, Inventario de 1886, fol. 15 vº, relicario nº 3. HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I, pág. 411, fig. 206; t. II, pág. 125. Según el Inventario de 1886, fol. 12 vº, pesa 26 onzas = 746,2 gramos.

[121] APHS, Inventario de 1886, fol. 15 vº, Relicario nº 2. HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I; pág. 432, fig. 252; t. II, pág. 126.

[122] APHS, Inventario de 1886, fols. 12 vº - 13: pesa 23 onzas y media, y 2 adarmes = 678,03 gr.

[123] ADH, Justicia, Higuera de la Sierra, caja 267. Modesto Garzón, marino piloto, donó en 1818 un cáliz, vinajeras y campanillas de plata, pero el párroco se ha apoderado de ellas para el uso de la parroquia. Higuera, 1848, febrero, 24.

[124] HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I, pág. 443, fig. 280; t. II, pág. 125. PALOMERO PÁRAMO, Jesús Miguel, Plata labrada de Indias, o.c., págs. 142-143.

[125] HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. II, pág. 125.

[126] APHS, Inventario de 1886, fols. 13 - 13 vº.

[127] HEREDIA MORENO, María del Carmen, La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. II, pág. 126.