2003 (82). Jan van Hemessen y el retablo del Salvador de Ayamonte. Discurso de recepción como Académico Numerario de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva, y Discurso de contestación por el Dr. D. Juan Miguel González Gómez. Huelva, Academia de Ciencias, Artes y Letras, 2003, 129 págs. ISBN 84-933405-0-2. |
Jan Sanders van Hemessen
Hemessen es considerado como uno de las más destacados pintores romanistas de la Amberes de los años 1520 al 1556, que sirvieron de puente entre los primitivos góticos y los maestros de la pintura de género del barroco holandés.
Nacido en Hemixen hacia 1500, su vida y su obra se desarrollaron en Amberes, en los trascendentales años de la Reforma y la Contrarreforma. Allí su taller coincide con los de pintores tan insignes como Joos van Cleve, Quentin Massys, Joachin Patinir, Gerard David, Valentin y Bernard van Orley.
Hemessen aborda una constante temática religiosa y moralizadora: escenas del Antiguo Testamento y de la vida de Cristo, que se inspiran directamente en el texto sagrado y en la realidad concreta de cada día.
Su estilo puede llamarse ecléctico. De los valores tradicionales de los primitivos flamencos del XV hereda el realismo cotidiano, las veladuras, glacis y transparencias, el colorido esmaltado y el gusto por lo concreto y por la belleza material. A ellos añade la aportación de los grandes maestros italianos y del manierismo de Fontainebleau.
Pero Hemessen aporta un estilo personalísimo y constante a lo largo de toda su obra. Gusta de abigarradas composiciones de cuerpos y de rostros. Busca siempre modelar las figuras por medio de una estudiada iluminación. Y repetirá hasta la saciedad la artificiosa disposición de las manos y de los pies, y la caracterización individualizada de cada uno de los personajes.
El retablo del Salvador de Ayamonte
Los años 1535 a 1540 marcaron un periodo de apogeo en la producción de Hemessen y de su taller, que corre pareja con los años de máximo esplendor del comercio de Amberes. Por estos años está colaborando con él un pintor, a quien Burr Wallen identifica como Jan Swart van Amstel, que le trabaja los fondos arquitectónicos y las pequeñas figuras en lontananza. Obra maestra de esta etapa es el tríptico del Juicio Final, para la iglesia de Santiago de Amberes.
A este momento puede adscribirse el antiguo retablo de la parroquia ayamontina de Nuestro Señor y Salvador. Tal vez por encargo de los marqueses de Ayamonte, Hemessen presenta un discurso cristológico, que, teniendo como principio y fin la Transfiguración -iconografía específica de Cristo Salvador- recorre las escenas de la pasión y muerte de Jesús: Flagelación, Escarnio, Crucifixión y Llanto sobre Cristo muerto, ante los testigos inspirados, los cuatro Evangelistas.
Cada una de las tablas exhibe toda la maestría del realismo flamenco, enriquecido con la luces, el colorido y la plasticidad del manierismo italiano.
Después de innumerables vicisitudes y de una cuidadosa restauración, las tablas de Hemessen lucen hoy su primitivo esplendor.
Llanto sobre Cristo muerto.
Fue la tabla que más llamó la atención a Pedro de Madrazo, cuando visitó Ayamonte en 1888. Por la similitud del tema y por la proximidad de estilos con la tabla del Descendimiento de la Catedral de Sevilla, la atribuyó a Pedro de Campaña. Si no acertó en el nombre del autor, sí lo hizo en cuanto a las cualidades de la obra. «Veía en ella su composición grandiosa, sus figuras llenas de vida y movimiento, dejando entrever, sin embargo, el acento del naturalismo flamenco; el colorido brillante y esmaltado; veía, en fin, la expresión enérgica y profunda». Después de resaltar la continuación temática entre la tabla de Sevilla y la de Ayamonte, decía así: «La cruz y las escalas quedaron desocupadas: todo el interés del drama se halla ahora reconcentrado en la tremenda escena de dolor de la Virgen Madre apoderada del cuerpo exánime de su adorado Hijo».
En el momento en que José de Arimatea y Nicodemo proceden a depositar el cuerpo de Jesús sobre el gélido mármol de la tumba, la Madre de Jesús, envuelta en amplio manto azul oscuro y velada su cabeza con blanca toca, sostiene la mano llagada de su divino Hijo, la acerca a su rostro para besarla y sentir su ya fría caricia. Mientras, en su corazón resuenan las desgarradas lamentaciones del profeta: "O vos omnes qui transitis per viam", que Gómez Manrique traduce en dolorosa cadencia: "¡Ay dolor, dolor / por mi fijo y mi Señor! / O vos, hombres, que transistes / por la vía mundanal, / dezidme si jamás vistes / igual dolor que mi mal.
María, en el centro de la escena, y no sin razón, es asociada a Cristo en su obra salvadora, como Corredentora, colaborando con el Redentor, con él y bajo él.
En este fragmento se condensa el arte de Jan van Hemessen. Destaca en él la prestancia plástica, casi táctil, de las formas, y muy especialmente la tersura de la piel de su rostro y de sus manos. La tez de María es brillante y pulida, síntesis de las encarnaciones de los flamencos y del sfumato leonardesco. Dan relieve a la composición los contrastes lumínicos y cromáticos, y hacen que la atmósfera penetre entre los personajes. La superación de la perspectiva lineal por la perspectiva espacial denota la asimilación del manierismo por parte de nuestro autor. La proyección difusa de la luz favorece, a su vez, la calidad del modelado, la creación de suaves claroscuros, con modulaciones delicadas de la luz a la sombra, y la acertada descripción anatómica. Toda la maestría del pincel se dirige a conseguir el máximo realismo, para transmitir el rico contenido teológico y producir la mayor conmoción del sentimiento religioso.
ÍNDICE
Jan van Hemessen y el Retablo del Salvador de Ayamonte
Ilmo. Sr. Dr. D. Manuel Jesús Carrasco Terriza.
Discurso de Recepción como Académico Numerario de la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva. pág 9
I. Preámbulo. pág 9
II. Una azarosa historia con final feliz. pág 11
III. Jan Sanders van Hemessen, la fuerza de lo real. pág 20
IV. Programa iconográfico y análisis formal del retablo de Ayamonte. pág 29
1. La Transfiguración. pág 33
2. La Flagelación. pág 37
3. Cristo ante Pilato. Ecce Homo. pág 48
4. Calvario. pág 52
5. Llanto sobre Cristo muerto. pág 55
6. San Mateo. pág 61
7. San Lucas. pág 63
8. San Juan. pág 64
9. San Marcos. pág 66
V. Conclusiones. pág 69
VI. Bibliografía. pág 70
VII. Apéndice documental. pág 74
1. Artículo de Pedro de Madrazo, «Un día Afortunado».
Almanaque de «La Ilustración», 1889
2. Correspondencia del Arcipreste de Ayamonte y el
Secretario de Cámara del Arzobispado de Sevilla. 1894.
3. Carta de Esteban Martín Domínguez al Arzobispado de
Sevilla, 1894
4. Inventario de la Parroquia del Salvador de Ayamonte,
1896
VIII. Ilustraciones pág 97
Discurso del Ilmo. Sr. Dr. D. Juan Miguel González Gómez,
contestando al de Recepción del Ilmo. Sr. Dr. D. Manuel Jesús Carrasco Terriza.
pág 115