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Página personal de Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA  

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"Un nuevo grabado de la Virgen del Rocío", publicado en Rev. Albores Moguereños 2009, XII (2009) 24-25.
Dep. Leg. H-150-2002.

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UN NUEVO GRABADO DE LA VIRGEN DEL ROCÍO EN MOGUER

Manuel Jesús Carrasco Terriza

            Las estampas o grabados, en sus variadas modalidades (calcografías, xilografías y litografías), fueron un medio importantísimo para la difusión de las devociones populares, hasta la aparición de las planchas de fotograbado para imprenta, a finales del siglo XIX. La técnica de imprimir por presión de un molde entintado sobre un papel se denomina estampación. Pero tan frecuente fue la reproducción de temas piadosos por estampación que quedó en el uso común el nombre de estampa para designar a toda imagen religiosa impresa. En efecto, los numerosos fieles que visitaban un santuario o eran hermanos de una cofradía, acostumbraban a tener como recuerdo en sus casas la reproducción gráfica de la imagen de su devoción. En las romerías, junto con el pintor de cuadritos de milagros, era un personaje típico el vendedor de estampas.

            Podemos decir que el número de grabados de una imagen es proporcional a la importancia de esa devoción en su contexto geográfico, como puede comprobarse en el caso de la Virgen del Rocío. En el conjunto de estampaciones de temas piadosos relativos a la provincia de Huelva, que tengo localizados, y que suman, hasta el momento, sesenta y cinco, una cuarta parte de ellos son de la Virgen del Rocío. Digo hasta el momento, porque confío en que pueden aparecer más.

            En noviembre de 2001 presenté una comunicación en el congreso Ritos y ceremonias en el mundo hispano durante la Edad Moderna, celebrado en Almonte, sobre el tema “La iconografía de la Virgen del Rocío y su proceso de fijación”, cuyas actas fueron publicadas por Universidad de Huelva (cfr. págs. 353-372). En ella presentaba, además del azulejo de 1696, doce grabados de la Virgen del Rocío, realizados en los siglos XVIII y XIX.

            Pues bien, con posterioridad hemos añadido a aquella lista tres ejemplares más, el último de ellos ofrecido por el actual Secretario de la Hermandad de Moguer, D. Juan de Dios Montoto de Sarriá. El primero aparece publicado en la Revista La Romería del Rocío, Huelva, 1946, y puede ser un grabado en cobre de principios del siglo XIX. La Virgen, más esbelta que en los ejemplares anteriores, luce la ráfaga de puntas o de encajes, sobre un fondo neutro. Al pie, la inscripción sólo dice: “N.A S.RA DEL ROCIO”. Destaca la orla de cintas y guirnaldas, rodeando un vástago cilíndrico, que enmarca la figura principal.

            La segunda estampación que agrego al inventario es una calcografía, sin firma pero atribuible a José María Martín, también de la primera mitad del siglo XIX, que ha sido aportada por la familia Díaz de la Serna al Centro de Estudios Rocieros de Almonte. Se trata de una versión anterior al grabado reproducido por Infante Galán en el nº 1 de la Revista Rocío, 1957. Ocurría que, cuando de una plancha se obtenían muchas copias, iba perdiendo detalles, por lo que el cobre se regrababa a buril, añadiéndole más líneas y detalles. De ahí resultaba una estampa con mayor intensidad de tinta en su conjunto. La calcografía de Díaz de la Serna es mucho más limpia y clara que la siguiente, tanto en el cielo como en el suelo. Además, bajo la peana, aparece íntegra la cartela, adornada en su parte inferior con gotas troncopiramidales, de estirpe netamente neoclásica.

            El tercer ejemplar es la xilografía que amablemente me presenta D. Juan de Dios Montoto, sobrino-nieto del ilustre escritor sevillano Santiago Montoto, y que hay que poner en relación con la estampa reproducida en el libro de Álvarez Gastón Pastora y Peregrina (pág. 5), como antecedente de la misma. Se halla impresa sobre una hoja de papel de 188 x 146 mm. La ilustración se recorta sobre el fondo blanco. Sobre una masa de nubes, aparece la Virgen del Rocío, representada según la iconografía tradicional desde el grabado de Gordillo y, más directamente, según el grabado de la Biblioteca del Arzobispado de Sevilla, del que también hay un ejemplar en el convento de MM. Carmelitas de Villalba. Viste la saya bordada con una franja central de perfil mixtilíneo, que se prolonga por todo el ruedo inferior. En la ráfaga de puntas alternan los monogramas de María con motivos de ces contrapuestas. Luce los atributos de la corona con estrellas en la punta de los rayos, el cetro y la media luna rematada en estrellas y un querubín al centro. El Niño viste casaca y gorguera de encajes, y porta el cetro y el orbe.

            Al pie de la Virgen, se dibuja un óvalo, como una transparencia, en el que se representa el santuario y la romería. Compone la escena el santuario al fondo, unos pinos a la izquierda y, a la derecha, dos carros con sus toldos, sobre el campo abierto. De la ermita llama la atención que se aparta del modelo tradicional. Prescinde del atrio con su espadaña, en cuyo lugar pone un frontis con portada de arco de medio punto y tejado a dos aguas, con la espadaña sobre el lado del evangelio. Curiosamente dibuja una cúpula, que nunca tuvo la ermita, y cuya singularidad puede tener su explicación en el hecho de que en ningún grabado anterior se representa la cabecera del templo, que siempre queda oculta por las nubes del rompimiento de gloria. Alrededor de la ermita se aprecian numerosos peregrinos, y en primer término, un hombre y una mujer bailan las seguidillas, mientras otra mujer sentada toca las palmas.

            Bajo las figuras, se encuentra la inscripción, sin marco alguno, que dice así: “VO. RTO. DE MARIA SSMA. DEL ROCIO / cuya efigie se venera en su Hermita de la Villa de Almonte, / ante la que rezando una Salve se ganan 420 días de / indulgencias concedidas por varios SS. Arzobispos y Obispos”.

            Por lo que se refiere a la técnica, el predominio de la línea nos remite a la xilografía, o grabado en madera de boj. La estampa reproducida por Álvarez Gastón me parece posterior a ésta. Desarrolla más las nubes, cuyos trazos quedan más suavizados que en el caso que nos ocupa, al servirse de la técnica de la litografía. Por el tipo de letra, podríamos situar su estampación en torno a 1864, fecha de la fotoxilografía de la Virgen de las Mercedes, de Juan Bautista Olivar.

            En su carta de 14 de marzo de 2009, D. Juan de Dios Montoto me decía que “el grabado está en mi poder en Moguer, formando parte de mi archivo-biblioteca, a su disposición. En cuanto a la llegada de este grabado y el de Capuz, así como un ejemplar de las reglas la Hermandad del Rocío de Almonte de 1871 (2ª edición), es posible que más que adquisición de la familia Montoto, provenga de la familia de mi abuela paterna (Josefa Pacheco Quintanilla), cuyo padre Álvaro Pacheco Cepeda venía de Villalba del Alcor, emparentado con la familia de Santa Teresa, y no sé si con el vizconde de La Palma. Un dato que apoyaría esta tesis es que mi tío Santiago Montoto, que publicó varios artículos sobre el Rocío, no dio a conocer el grabado de que tratamos”.

            Moguer cuenta también con interesantes grabados de sus celestiales patronos: uno de San José, obra de Gabriel José de Jesús Díaz, de 1751, y tres de la Virgen de Montemayor, obras de Francisco Gordillo (h. 1780), de José María Martín (h. 1820) y de Antonio Roca Sallent (segunda mitad del s. XIX).

Huelva, 29 de marzo de 2009