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La casulla del cardenal Lorenzana,
de la parroquia de Zufre.
Publicado en Boletín Oficial del Obispado de Huelva, 422 (enero-junio 2016) 50-61.
La casulla del cardenal Lorenzana, de la parroquia de Zufre La parroquia de Zufre dispone de unos magníficos ornamentos sagrados, que llamaron la atención en la exposición de arte antiguo de Sevilla de 1929-1930. Con motivo de las XXX Jornadas de Patrimonio de la Sierra, celebradas en Zufre en marzo de 2015, pudieron ser admirados en su conjunto. Entre todos llamó la atención una pieza excepcional: la casulla blanca bordada en seda, que, gracias a la documentación parroquial, que nos fue facilitada por D. Santiago González Flores, sabemos que perteneció a Francisco Antonio Lorenzana, cardenal arzobispo de Toledo, y al obispo de Barcelona, Gabino Valladares. Su singularidad se debe a la belleza de sus bordados, a su riquísima iconografía y a la historia de los ilustres personajes que la utilizaron en las celebraciones eucarísticas. La casulla de seda blanca, de las llamadas "de guitarra", con su estola y su manípulo, fue bordada con hilos de seda por la técnica denominada "de matiz" o "pintura a la aguja", en el último cuarto del siglo XVIII. Fue donada a la parroquia de Zufre en 1799 por Joaquín Nicolás Rincón, natural de la villa, canónigo que fue de las catedrales de Barcelona y Almería.
[1] Universidad
de Sevilla, Fototeca: Fotografías de Antonio Sancho, de 28-6-1930, en la
Exposición Iberoamericana de Sevilla, 13x18, reg. 1979, 1980. www.fototeca.us.es
1. Descripción. Es muy notable la calidad del bordado, la variedad de composición, la brillantez y viveza del colorido de las sedas, y la gran riqueza iconográfica y simbólica, de contenido eucarístico y mariano. Los temas centrales son marianos (Anunciación, Asunción y Descensión), mientras que el repertorio de símbolos secundarios se refieren a la pasión de Cristo, que se hace presente en el Sacrificio de la Eucaristía. En el anverso aparecen tres escenas en la franja central. Arriba, San Pedro, en actitud orante, con los símbolos del libro y de las llaves. Las Lágrimas de San Pedro tienen un significado pasionista, pero también sacerdotal, aludiendo a la dignidad sagrada del apóstol y de sus sucesores, así como a la debilidad humana de haber negado al Maestro, por lo que lloró amargamente (Lc 22, 62). En el centro, la Asunción de la Virgen, escena de amplio desarrollo: la Virgen, vestida con túnica jacinto y manto azul, con los brazos abiertos, y sentada en escorzo diagonal sobre una nube, es conducida desde un sarcófago jaspeado a los cielos por un ángel y varios querubines. Abajo, la Descensión, o sea, la escena en que la Stma. Virgen entrega de la casulla a San Ildefonso de Toledo: la Virgen aparece sobre una nube, en un rompimiento de gloria, rodeada de querubines, en el momento de imponer la casulla al arzobispo de Toledo, que, en una nube, la recibe arrodillado, con las manos juntas, vestido de alba, estola y cíngulo, estando a sus rodillas la mitra y el báculo; entre ambas nubes se insinúa una arquitectura, para situar el acontecimiento en la catedral toledana. La alusión al propietario de la casulla, Lorenzana, arzobispo de Toledo no puede ser más directa. Las tres escenas del anverso se ven enmarcadas por formas florales y vegetales, dispuestos al modo de las rocallas. De los marcos surgen símbolos de la pasión, las arma Christi: la antorcha del prendimiento, la escalera del descendimiento, los tres clavos y la lanza, el martillo y las tenazas, el paño de la Verónica, el guante de la bofetada, la bolsa de Judas, la corona de espinas y la caña con la esponja, una espada y un palo que aluden al prendimiento (Habéis venido a prenderme con espadas y palos, Mc 14, 48). Todo el contorno de la casulla se decora con una cenefa de vides ondulantes, sarmientos con hojas y racimos de uvas, y espigas, de evidente significado eucarístico. El reverso de la casulla se organiza en tres bandas verticales. En la central, la Anunciación, como escena principal: el arcángel Gabriel baja en una nube para comunicar el anuncio divino y pedir su consentimiento a María; con una mano indica el origen celestial de su mensaje, al tiempo que con la otra porta una vara de azucena, para indicar la virginidad de la concepción. En el cielo, el Espíritu Santo en forma de paloma, envía un rayo de luz, símbolo de la acción divina que hará posible la encarnación del Verbo en María. La Virgen, arrodillada en un reclinatorio de formas barrocas, acepta humildemente el designio divino. El cortinaje y las losas en perspectiva marcan el ámbito de la escena. Otros dos motivos, de menor desarrollo, se sitúan en la franja central: un racimo de uvas derrama su líquido sobre un cáliz con la hostia radiante; y abajo, el Cordero apocalíptico sacrificado, sobre el libro de los siete sellos. Los símbolos que cubren las bandas laterales vuelven a ser pasionistas y eucarísticos. En formación simétrica, continúa la enumeración de las arma Christi: la túnica inconsútil, la cruz redentora sobre el orbe; la linterna del prendimiento y los dados con que sortearon la túnica; el jarro del lavatorio de los pies; el gallo de las negaciones de Pedro sobre la columna de la flagelación, conforme al modelo de Santa Práxedes de Roma; y el sepulcro abierto y vacío, con la sábana santa, los paños y el frasco de perfumes. Como en el anverso, los motivos se enlazan con tallos azules, rocallas y flores variadas. Todo el contorno se decora con los mismos símbolos eucarísticos de sarmientos ondulantes, hojas de vides, racimos de uva y espigas. Sin que podamos determinar el taller de procedencia, parece ser obra española, similar a los ornamentos que realizaba el bordador zaragozano José Balda. Puede verse también influencia de los temas florales que se utilizaban en los mantones de Manila, tan propios del último tercio del s. XVIII. No encontramos motivos internos para fijar una fecha de ejecución: pudo ser un obsequio o un encargo, al tomar posesión Lorenzana de la sede de Toledo (1772) o al ser elevado a la dignidad cardenalicia (1789). Otro hecho a tener en cuenta podría ser la consagración episcopal de Valladares (1775), y considerar la casulla como regalo del arzobispo Lorenzana, por cuya influencia obtuvo el episcopado y la sede de Barcelona. 2. Su restauración en el IAPH. La casulla ha sido restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), perteneciente a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, entre marzo de 2004 y noviembre de 2005, con una inversión de 14.800 euros. Como expuso D. Gabriel Ferreras Romero el jueves 23 de febrero de 2006 en la presentación de la casulla y su entrega a la parroquia de Zufre, el proceso de restauración comenzó por un examen previo de las materias textiles, fibras y colorantes. En cuanto al estado de conservación, se comprobó que la casulla presentaba numerosas deformaciones causadas por la tensión de las costuras del forro y el peso del tejido. El bordado en general se encontraba en buen estado. El tejido de seda de fondo era el que más desgastado se encontraba. Las alteraciones más destacadas eran manchas, roturas, pérdidas de material, desgastes de fibras y deformaciones. La intervención consistió en la desinsectación y limpieza completa de la pieza. Se recuperó el forro primitivo, más antiguo y de mayor calidad que se había utilizado en una reparación. Los numerosos zurzidos fueron eliminados completamente. Para la consolidación de las piezas se utilizó un tejido de algodón fino, que sirvió de base para la consolidación y fijación de todas las roturas y lagunas producidas en el soporte de seda.
[1]http://www.iaph.es/web/canales/conservacion-y-restauracion/catalogo-de-obras-restauradas/contenido/Casulla_Zufre:
Registro: 34T/02. Anualidad: 2005. 3. Una historia de recuerdos. En la ficha técnica de la restauración, se catalogó la pieza como del último tercio del siglo XVIII, donada por D. Joaquín Nicolás Rincón. Gracias a la documentación del archivo parroquial, que nos facilitó D. Santiago González Flores, hemos podido reconstruir el recorrido de la casulla, un itinerario de amistad que enlazó a tres destacadísimas personalidades eclesiásticas de la España de la Ilustración, Francisco Antonio Lorenzana, Gabino de Valladares y Joaquín Nicolás Rincón, desde Méjico hasta Zufre, pasando por Toledo, Barcelona y Almería. 3.1. Francisco Antonio de Lorenzana Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón (León 22-IX-1722 + Roma 17-IV-1804), fue arzobispo de México de 1766 a 1772, y cardenal arzobispo de Toledo entre 1772 y 1800, embajador de España e inquisidor general. Cursó Teología y ambos Derechos en las Universidades de Valladolid, Ávila y Salamanca. En 1751 obtiene la canonjía doctoral de Sigüenza y recibe el presbiterado. En septiembre de 1754 le otorgan una canonjía en el cabildo de Toledo, llegando pronto vicario general interino y deán del cabildo. Fue preconizado obispo de Plasencia en 5-VI-1765, aunque no llegó a tomar posesión. El confesor real, padre Eleta, lo propone para arzobispo de Méjico (l4-IV-1766). Entre los familiares con los que marcha a Méjico, se encuentra Gabino Valladares, lo que hace suponer un conocimiento previo, y una colaboración que dio lugar a ser una persona de la total confianza de Lorenzana. Ya en su diócesis el arzobispo cuidó con predilección de sus sacerdotes y de la catequesis. Visitó personalmente buena parte de su extensísimo territorio. Publicó los concilios provinciales celebrados desde la fundación de la diócesis, así como pastorales, edictos y avisos. Fomentó las "doctrinas", redistribuyó las desaparecidas misiones de los jesuitas, y fundó otras nuevas, como las de Sonora y California. Fomentó la liturgia y el arte sacro. Espléndido mecenas de su catedral, construyó además para la ciudad un hospital, un asilo y la Casa de Expósitos. Corrigió los abusos de los encomenderos y reprimió la esclavitud. Su obra magna fue el IV Concilio provincial (I-IX-I771). Como hombre ilustrado, lo mismo impulsó gramáticas indígenas y financió obras humanísticas y científicas, como impulsó plantíos y mejoras urbanísticas, principalmente las de desagüe y saneamiento de la ciudad. Lorenzana nombró a Valladares provisor y juez de testamentos. Un detalle que indica la confianza que les unía lo encontramos en la devoción de Valladares a la Stma. Virgen del Mayor Dolor, patrona de Aracena, compartida por Lorenzana. Al mostrarle el grabado de la imagen, de Juan Bernabé Palomino, el arzobispo no dudó en conceder indulgencias a sus devotos. Así consta al pie del grabado de la Virgen, copia del anterior, uno de las mejores estampaciones piadosas de la provincia, obra de Pedro Pablo Montaña y Pedro Pascual Moles: "El Excelentísimo / Sr. D. Francisco Antonio Lorenzana, Arzobispo de Mexico, y electo de Toledo, concedió 80 días de In / dulgencia a los que rezaren una Salve delante de esta Imagen; [...] y el Ilustrísimo Sr. D. Ga / bino de Valladares y Mesía, Obispo de Barcelona, concedieron 40. días cada uno". También lo atestigua Juan Gutiérrez Marmonje en su manuscrito de 1782: "Son innumerables las indulgencias. No ha habido arzobispo que habiendo visto su retrato, no le haya dado algún reconocimiento: así lo practicó el excelentísimo Sr. Arzobispo de Toledo, siéndolo del reino de México, luego que vio una sola estampa que en dicha ciudad por su provisor le fue mostrada". Preconizado para la sede metropolitana de Toledo, en 1772, reparte su actividad en el gobierno de aquella extensísima archidiócesis con las tareas propias del primado de España, sirviendo de enlace entre los papas Clemente XIV y Pío VI y los reyes Carlos III y IV, en una época políticamente difícil por el regalismo. Su faceta de hombre ilustrado le llevó a revitalizar la liturgia mozárabe y a publicar la patrística hispana, la colección de cánones de la Iglesia española, las Crónicas del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. Carlos IV le consigue el capelo cardenalicio en 1789, año de la Revolución Francesa. En Toledo acogió 800 sacerdotes emigrados de Francia. El rey le comisiona para que apoye a Pío VI, en su camino al destierro. En 1799 llegó a ser candidato al solio pontificio. Sus críticas a Godoy le acarrearon que tuviera que renunciar a la sede primada, y se quedara en Roma. Pío VII le confió durante los años 1801-1804 la Congregación de Propaganda Fide y la reforma de los estudios eclesiásticos. Murió en Roma en 1804. En su epitafio en la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, se leía: "Aquí yace el padre de los pobres". En 1956, sus restos fueron trasladados a la catedral de Méjico.
[1] L.
Sierra, “Lorenzana, Francisco
Antonio de”, en Diccionario de Historia
Eclesiástica de España, dirigido por Quintín Aldea Vaquero, Tomás Marín
Martínez, José Vives Gatell, Madrid, CSIC Instituto Enrique Flórez, t. II, 1972,
pp. 1346-1348. Ángel Fernández Collado,
(edit), El cardenal Lorenzana, arzobispo
de Toledo, Toledo, Instituto Superior de Estudios Teológicos "San
Ildefonso", 2004.
[1] Manuel Jesús
Carrasco Terriza,
Estampas religiosas onubenses, en
preparación.
[1] Juan
Gutiérrez Marmonje,
La Antigüedad y Estado de Aracena,
mns. 1782, transcripción de Manuel Fuentes y Escobar, 1868, fol. 18. Copia en
Arcilasis II. Recopilación de textos
históricos... Aracena, enero 92. 3.2. Gabino de Valladares. Gabino Rafael de Valladares y Mesía (25-X-1725, +13-II-1794), natural de Aracena, de la Orden del Carmelo de la Antigua Observancia. Bachiller en cánones en 1749, por la Universidad de Sevilla. Marchó a México en 1766, entre los familiares del arzobispo Lorenzana, aunque por ahora desconocemos dónde y cómo entablaron la amistad y la colaboración. Allí fue juez de testamentos, teniente vicario del arzobispado y rector del colegio de la Inmaculada Concepción. Cuando Lorenzana es promovido al primado de Toledo en 1772, Valladares vuelve a la península con él. En ese mismo año es pretendiente a consultor del Tribunal de la Inquisición de la Corte. Lorenzana le nombra Vicario eclesiástico del partido de Madrid, entonces perteneciente a la diócesis de Toledo. Por su trayectoria pastoral con Lorenzana, Carlos III le presenta como obispo de Barcelona en 1775, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1794. Joseph Townsend, en 1787, describe así su carácter: "Es tranquilo y grave, pero al mismo tiempo gracioso y amable; se distingue especialmente por su benevolencia y su amor al retiro y para sus libros". Hombre ilustrado, publicó numerosos libros e instrucciones pastorales. Especialmente se le recuerda como promotor del salón del trono del palacio episcopal de Barcelona y la consagración del altar de la iglesia de Santa María del Mar (2-VI-1792). Mantuvo su amistad con el cardenal Lorenzana y con un hermano de éste, Tomás de Lorenzana, que era obispo de la vecina diócesis de Gerona.
[1] Javier
Pérez-Embid Wamba,
Aracena y su Sierra, Huelva,
Diputación Provincial, 1995, pp. 486-489.
[1] Andoni
Artola Renedo, “El patrocinio
intraclerical en el Antiguo Régimen: curias y familias episcopales de los
arzobispos de Toledo (1755-1823)”, en
Redes- Revista hispana para el análisis de redes sociales, Vol. 21, 6,
diciembre 2011, pp. 273-300:
http://revista-redes.rediris.es/html-vol21/vol21_6.htm.
[1] ES.28079.
AHN 1.1.11.6.4. Inquisición, 1250, Exp.18.
[1]
Diccionario de Historia Eclesiástica de
España, t. I, 1972, p. 192.
[1] Joseph
Townsend,
Viaje a España, citado por Pérez-Embid,
o.c., pp. 488-489.
[1] Entre ellas,
las que transmiten órdenes reales, como una carta condenando el contrabando
(10-I-1777) [http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000062963&page=1], o la que
recuerda la prohibición de hacer retablos de madera
(28-I-1792) [http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000140268&page=1]. [1] Rosa María Subirana Rebull, “El salón del trono del Palacio Episcopal de Barcelona. Un manifiesto de la autoridad del obispo”, http://www.fumh.cat/cms/files/Subirana-El%20salon-del-trono-del-PalacioEpiscopal-de-Barcelona.pdf [1]https://books.google.es/books?id=uc5imrMS2n8C&pg=PA49&lpg=PA49&dq=altar+santa+mar%C3ADa+del+mar+valladares&source=bl&ots=7FTPFvuVxM&sig=T9appt0-YGqfkvtU34CJvHyaI54&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi_0vK0i4_OAhUJ7hoKHYBsC4QQ6AEIRjAJ#v=onepage&q=altar%20santa%20mar%C3%ADa%20del%20mar%20valladares&f=false. 3.3. Joaquín Nicolás Rincón. Pero conviene que nos detengamos en Joaquín Nicolás Rincón, al menos para apuntar algunos datos más relevantes. Nacido en Zufre en 1747, hijo de Alejandro Félix Rincón y de María Muñoz Bravo; presbítero, doctor en ambos Derechos, abogado de los Reales Consejos. Figura como canónigo de Barcelona ya en 1785, como dignidad de arcediano del Vallés, que ostenta hasta 1795. El 8 de agosto de 1785 fue nombrado director de la Biblioteca Pública Episcopal de Barcelona, sucediendo a Félix Amat. En los tres meses, en que desempeñó el cargo, compuso el "Inventario de los libros, papeles y demás objetos pertenecientes a la Biblioteca Pública Episcopal de esta ciudad de Barcelona firmado en el año 1785". Fue un hombre ilustrado, como lo demuestra el que aparezca entre los suscriptores de la Historia General de España, de Juan de Mariana. Debió ser muy apreciado por el cabildo barcelonés, cuyos capitulares supieron apreciar su vinculación con el obispo Valladares, casi paisano suyo. Así lo demuestra el hecho de que, a su traslado al cabildo catedral de Almería, los canónigos de Barcelona le regalaron la casulla del obispo Valladares, que había sido donación del entonces cardenal Lorenzana, primado de Toledo. Rincón fue nombrado canónigo de la catedral de Almería por el Rey en septiembre de 1795. Aparece como canónigo dignidad de prior de la catedral, en la Guía del Estado Eclesiástico Seglar y Regular de España en particular y de Toda la Iglesia Católica en general, para el año de 1798. A la muerte del obispo de Almería, Fray Anselmo Rodríguez Merino, en 1798, es nombrado vicario capitular sede vacante. En 1799 se intitula provisor y vicario general de Almería, por el deán y el cabildo, sede vacante. Falleció en 1824, y, según se dice, estuvo enterrado en la cripta del presbiterio de Zufre, aunque sus restos se mezclaron con los demás, en las obras de 1973-74.
[1] En 1761
constituyeron un patrimonio para que pudiera recibir las sagradas órdenes su
hijo Juan Antonio Rincón: ADH, Justicia.
Ordinarios. Zufre, leg. 573, Sevilla 11 noviembre 1761.
[1] Enric
Subirá y Blasi,
El Seminari de Barcelona (1593-1917),
Barcelona, Publicaciones de la Abadía de Monserrat, 1993, p. 272.
[1] Josefina
Mateu Ibars,
Colectánea paleográfica de la Corona de
Aragón: siglos IX-XVIII, vol I, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1991,
pp. 201-202.
[1] Juan
de Mariana,
Historia General de España, t. VI,
Valencia, Benito Monfort, 1790.
[1]
Mercurio de España. Septiembre de 1795,
t. III, Madrid, Imprenta Real, 1795, p. 63.
[1]
Guía del Estado Eclesiástico Seglar y
Regular de España en particular y de Toda la Iglesia Católica en general, para
el año de 1798, Madrid, Imprenta Real, 1798, p. 167.
[1] Juan
López Martín,
La Iglesia en Almería y sus obispos,
Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1999, t. I, p. 688: “Se convocó
cabildo extraordinario el jueves, día 18 de enero de 1798. Eligieron como
vicario capitular al prior, Dr. don Joaquín Nicolás Rincón [...] Continúa el
Cabildo en el régimen de la sede vacante haciendo caso omiso de lo establecido
en el Concilio de Trento” p. 688.
Documentación Donación de las casullas por Joaquín Nicolás Rincón, 1799 Zufre, 7 diciembre 1799. Archivo Parroquial de Zufre. Carpeta de Varios. Doc. de 4 folios. Sepan cuantos esta carta y pública escriptura de donación vieren cómo yo Don Joaquín Nicolás Rincón Presvítero, Doctor en amvos derechos y Avogado de los Reales Consejos, Canónigo y Dignidad de Prior de la Santa Yglesia Catedral de la ciudad de Almería, Provisor y Vicario General de su Obispado por el Ilmo. Sr. Deán y Cavildo de la misma Santa Yglesia en su actual sede vacante, hallándome al presente en esta villa de Zufre, y deseando realizar lo que tengo premeditado ya hace muchos días en favor de la iglesia parroquial de esta dicha villa por el amor que le tengo con motivo de haver sido vautizado en ella, y estar sepultados en la misma mis amados padres, y tanvién por la particular devoción que siempre e tenido y profeso a la Virgen Santíssima en el misterio de su inmaculada Concepción, vajo el cual es patrona y titular de la citada Ygle- / [fol. 1 vº] sia, de mi libre y espontánea voluntad, estando cierto y savedor de mi derecho y de lo que en este caso puedo y devo hacer, hago donación pura, mera, perfecta e irrevocable que el derecho llaman inter vivos a la citada Yglesia Parroquial de esta dicha villa y a su fábrica y en nombre della a su administrador y maiordomo, de todas las alajas y ornamentos que yo tengo y están destinadas para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa las cuales son por aora un cáliz con su patena y cucharita, vinageras, plato y campanilla, palmatoria y ostiario, todo de plata sobredorada, vn misal con cubiertas de tafilete, o vadana encarnada, tres casullas con sus estolas, manípulos y volsas de corporales, la una de raso blanco, con matices de colores, otra de raso liso encarnado, y la tercera de raso liso negro, todas forradas de tafetán, con galón ygual ancho en la senefa y estrecho en la circunferencia de oro fino; otra casulla de raso liso blanco vordada toda delicadamente de seda con ymágenes en la senefa y flueco estrecho / [fol. 2] de oro en la circunferencia, también con estola, manípulo y volsa de corporales, dos alvas finas con encages los unos de más desencia y los otros de un palmo con corta diferencia, con sus cordones de seda y oro al cuello, dos pares de corporales con su ijuela de lienzo, tres amitos y varios purificadores y lavavos, todo lo cual e comprado yo mismo, escepto la casulla vordada de que me hizo donación el cavildo de la Santa Yglesia Catedral de Barcelona, en que obtuve en la dignidad de Arcediano del Vallés, cuia casulla havía sido del Iltmo. Señor Don Gavino de Valladares, mi amo y señor, obispo que fue de aquella Santa Yglesia, a quien la regaló el Eminentísimo Señor Cardenal de Lorenzana, actual arzovispo de Toledo, por cuias circunstancias me es aún más apreciable dicha alaja que por su preciosidad, aunque es mucha, y por lo mismo ruego y encargo a los Sres. Beneficiados de la Yglesia de esta villa y al Maiordomo de su fábrica que fueren cuando dichas alajas vengan a parar a ella, que la última / [ 2 vº] la usen sólo en las festividades maiores de nuestro Señor y de la Virgen, para cuio maior culto especialmente la dedico. Cuia donación hago reservándome como espresamente me reservo el uso de todas las alajas y ornamentos que van espresados durante mi vida, pues hasta que no falte no ha de poder reclamarlas la citada fábrica. Pero verificándose mi fallecimiento, doi facultad a el maiordomo de la misma para que las recoja del poder de mis alvaceas o herederos, y las conduzca a esta Yglesia como vienes propios de ella, en virtud de esta escritura, de que para el efecto le entregaré copia. Asimismo declaro que si yo completare el juego de casullas con las de color morado y verde y un alva más, como espero hacerlo, se entiendan comprehendidas en esta donación, e igualmente las deemás alajas de altar y ornamentos de celebrar que se hallaren pertenecerme al tiempo de mi muerte, siempre que de estas últimas no haia yo dispuesto con especialidad, en cuia forma / [fol. 3] y con la reserva y declaración espresadas hago esta donación que quiero tenga todo efecto, sin que contra ella pueda oponerse ni se admita oposición alguna o reclamación por mí o por mis herederos, pues desde luego privo a éstos de todo derecho para hacerlo, y yo abdico el que pueda corresponderme para alterarla o vaciarla con ningún pretesto ni motivo, y en atención al veneficio que hago a la citada fábrica cediéndole lo que está referido, ruego y encargo al maiordomo que fuere al tiempo de mi fallecimiento que las haga recojer, conducir y custodiar con decencia, y que en el immediato día no impedido a el en que lleguen a esta Yglesia, me haga celebrar en ella un aniversario solemne con vigilia, misa y responso cantado y toque de campanas, todo por sufragio de mi alma, las de mis padres y deemás de mi obligación, y para excitar a mis comvecinos a que me encomienden a Dios. Y para que todo tenga efecto pido y / [fol. 3 vº] suplico a los señores Visitadores eclesiásticos tengan a vien admitir y aprovar en su Santa Visita esta donación con el pequeño gravamen que va insinuado, y mandar que se custodie esta escriptura, y tome razón de ella en el libro de dicha fábrica, para que a su tiempo se cumpla lo que va espuesto, y que se haia por suplido cualquiera defecto de cláusulas, requisitos y circunstancias que para su firmeza se requieran, porque con todos la hago y juro según mi estado de no revocar por escriptura, testamento ni en otra forma tácita ni espresamente en tiempo alguno ni por ninguna causa, aunque me sea concedida de derecho, y si lo hiciere, de más de no ser oído en juicio por el mismo hecho sea visto haverla aprovado y revalidado, añadiendo fuerza a fuerza y contrato a contrato, a cuia seguridad y firmeza obli- / [fol. 4] go mis bienes y rentas havidas y por haver, con renunciación de todos los derechos que pueda favorecer me para no reclamar este ynstrumento, aora ni en tiempo alguno. Y el señor otorgante a quienes yo el escrivano público de cavildo y rentas de esta villa único en ella, así lo dijo, otorgó y firmó, a quien doi fee conozco. Y fueron testigos a este otorgamiento don Juan Antonio Rincón, Feliz Moreno y Nicolás Suárez, vecinos de esta villa, fecho en ella a siete de diciembre de mil setecientos noventa i nueve = Joachín Nicolás Rincón = Ante mi = Manuel Joachín Suárez escribano.- Concuerda con su original de donde la saqué a la letra que queda en el registro de instrumentos públicos del corriente año y este por ahora en mi poder y escribanía de mi cargo a que me refiero. Y para que conste, a pedimiento del señor otorgante, doi la presente en el mismo día, mes y año del otorgamiento del original. En testimonio de verdad [rúbrica] Manuel Joachín Suárez, escribano público. Gratis. / [fol. 4 vº] Por muerte del Dr. D. Joaquín Nicolás Rincón, que otorgó esta escritura, ha venido a esta Yglesia Parroquial quanto en ella se contiene y aun más, como consta en el libro ynventario de ella = Año de 1824 = que se le entregó y firmé su venir el sacristán Manuel Martín.- Soriano, cura y vicario [rúbrica] |