2015 (141) "Arte carmelitano en Huelva", en Santa Teresa y el Carmelo en Tierras Onubenses. Exposición conmemorativa del Año Jubilar Teresiano. Monasterio de Santa Clara de Moguer. 17 de febrero a 6 de junio de 2015. Huelva, Obispado de Huelva, Departamento de Patrimonio Cultural, 2015, pp. 55-74. ISBN 978-84-606-6405-5.







ARTE CARMELITANO EN HUELVA


Manuel Jesús Carrasco Terriza


            La celebración del Año Jubilar Teresiano nos brinda la ocasión de hacer un recorrido por lo que la espiritualidad carmelitana, la Orden Carmelitana y la devoción a la Virgen del Carmen han aportado a la iglesia particular de Huelva, a lo largo de la historia, en conventos, iglesias, imágenes, cuadros, bordados, orfebrería.

A. Arquitectura conventual

            Trece conventos de la Orden del Carmelo se fundaron en la provincia de Huelva con anterioridad al siglo XX. Salvo los conventos femeninos de Aracena y Villalba, todos se extinguieron con las desamortizaciones del s. XIX. De algunos, no obstante, quedaron sus iglesias. No presentan estilo arquitectónico propio, sino el común de la época de su construcción.

            En 1332 se fundó el convento masculino de Gibraleón, por el Infante don Alfonso de la Cerda Nota a pie . De él nos queda la iglesia del Carmen, de una sola nave de estilo neoclásico, cubierta con bóveda de cañón con lunetos. La portada mudéjar, de ladrillo limpio, en forma de arco apuntado escalonado, nos recuerda su pasado medieval.

            Del de Escacena Nota a pie , en cambio, fundado en 1416 por el provincial de España Juan Martínez, en la ermita de Ntra. Sra. de Luna, y trasladado en 1626, no quedan restos arquitectónicos, ni siquiera de la iglesia. Por el grabado de A. Soler, vemos que la iglesia del convento tenía tres naves con crucero, y dos torres en fachada Nota a pie .

            Méndez Silva, en 1645, habla de un convento de PP. Carmelitas Descalzos en Encinasola Nota a pie .

            El de Trigueros, de varones, se fundó en 1522 en la ermita rural de la Virgen de Consolación, y se trasladó a su emplazamiento definitivo en 1589 Nota a pie . Afortunadamente se conservó el sector conventual y la iglesia. El convento, habilitado en 1944 para las Carmelitas Misioneras, dedicadas a la enseñanza, y recientemente reconstruido como centro cultural municipal, se organiza en torno a un claustro de dos plantas, de arcos de medio punto y rebajados. El templo, de una sola nave, coro alto, crucero y capilla mayor, se cubre con techumbre mudéjar y con bóveda en la cabecera. Afortunadamente conserva gran parte de su patrimonio mueble, retablos, imágenes y lienzos.

            Peor suerte corrió el convento masculino de San Juan del Puerto, fundado en 1529 por Juana Lucero, viuda de Diego Abreu, bajo el título de la Concepción de María Santísima Nota a pie . Del edificio quedan los restos arqueológicos de la iglesia y claustro, incluso la cripta del altar mayor.

            El monasterio de MM. Carmelitas de Aracena tuvo su origen en un beaterio fundado en 1536, en la ermita de Santa Catalina Nota a pie , que pasó a la jurisdicción de la Orden en 1562. Junto con el de Villalba, se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos. La iglesia, que existía como ermita antes de la fundación, es de factura mudéjar, con portada de ladrillo, de arco apuntado y escalonado; el interior, de tres naves, está formado por arcos transversales apuntados sobre pilares, y cubierta de madera a dos aguas. La bóveda de la cabecera es de crucería gótica simple.

            En 1537 se fundó el monasterio femenino de Paterna del Campo, bajo el título de la Inmaculada, gracias al benefactor Pedro Reinoso Nota a pie . La comunidad figura en dieciocho cartas de Santa Teresa. Por la escasez de medios, la comunidad se trasladó a Sevilla en 1594, instalándose en 1606 en lo que hoy es el convento de Santa Ana Nota a pie .

            Aracena, que contaba ya con un monasterio femenino, recibió la fundación de otro convento de PP. Carmelitas, en 1557, estableciéndose en la iglesia de San Pedro Nota a pie . Su primera iglesia se bendijo en 1562, y la actual en 1607 Nota a pie , que continúa en su función cultual, como Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. La planta es de cruz latina inscrita en un rectángulo; tiene tres naves, cubiertas con armadura mudéjar sobre pilares, transepto con bóveda sobre pechinas en el crucero. En fachada, presenta dos espadañas, con lo que su aspecto se asemeja al grabado de Escacena. En el vértice del frontón, preside una imagen de la Virgen del Carmen, de bronce, de Pepe Antonio Márquez. El claustro fue derribado, y su espacio convertido en plaza de abastos.

            En 1583, Juan Pinto de Heredia y su mujer Catalina Suárez fundaron el convento masculino de Villalba del Alcor, bajo el título de Ntra. Sra. de la Antigua, luego de Ntra. Sra. del Carmen Nota a pie , en El Altillo. De todo ello no queda más que la lápida que conmemora la inauguración de la iglesia en 1602, en la pared del convento femenino Nota a pie .

            El convento de MM. Carmelitas de Villalba fue fundado en el indiano García Jiménez Franco, en Perú, en 1618 Nota a pie . Las primeras moradoras vinieron de Santa Ana de Sevilla, que poco antes estaban en Paterna. La iglesia, de una sola nave, discurre paralela a la calle. Se cubre con armadura mudéjar, decorada con labor de lacería en los tirantes, y en el almizate una piña de mocárabes. La bóveda de la capilla mayor se reedificó en 1776, adornándose con yeserías. El claustro principal es de planta rectangular con dos cuerpos superpuestos de arcos de medio punto enmarcados por alfices, sobre pilares ochavados.

            En 1693 se estableció en Paterna un convento de PP. Carmelitas, como Hospicio de la Provincia de San Juan de la Cruz, ocupando primero la ermita de la Virgen de las Virtudes, y edificando en 1696 un convento, en lo que todavía se llama la Plaza de los Padres Nota a pie .

            En 1706 fue fundado en Calañas el Beaterio de San José, de Terceras Carmelitas, que figura también bajo el título de Ntra. Sra. del Carmen o de Ntra. Sra. de Flores, por la madre Isabel de la Concepción. El 8 de febrero de 1747 obtuvieron la aprobación de sus Constituciones Nota a pie . El edificio sufrió notables daños por el terremoto de Lisboa, pero pudo rehacerse en 1763, por el arquitecto Tomás Botani, gracias a la testamentaría de Isabel Damiana Tello de Eslava Nota a pie . Se planteó además la ampliación del templo y la mejora de la habitabilidad del sector conventual, para lo que Ambrosio de Figueroa trazó unos planos en 1764 Nota a pie . Las obras también fueron ejecutadas por Tomás Botani. La iglesia del beaterio tiene una sola nave con dos tramos, sotocoro y coro alto a los pies del templo. Cada tramo se cubre con bóveda vaída. Se conserva la disposición primitiva del sector conventual, con su claustro de dos plantas, aunque con las alteraciones propias de su uso como colegio de enseñanza de las Hijas de María Auxiliadora, y como residencia de mayores.

            En el Diccionario Geográfico de Pascual Madoz (1850), al tratar de Zalamea la Real, se dice que «había un beaterio de carmelitas calzadas de la Virgen de Flores» Nota a pie .

            A lo largo del siglo XX, se fundaron cinco casas de religiosas carmelitas, de diferentes ramas: en 1914, en Huelva, la Compañía de Santa Teresa (Teresianas); en 1942, las Carmelitas de la Caridad de Vedruna, en La Palma; en 1944, en Trigueros, las Carmelitas Misioneras; en 1962, en Huelva, Carmelitas Misioneras Teresianas; y finalmente, en 1984, las Carmelitas Teresas de San José, de Lepe. De la casa de La Palma, destacamos la iglesia, levantada en 1924, de planta central de cruz griega, y su espadaña exterior. El Colegio de la Teresianas de Huelva, con su amplia iglesia, lo edificó en 1966-1967 el arquitecto Manuel Rodríguez.

            En el actual siglo XXI, el 26 de diciembre de 2013, en Cumbres Mayores, por iniciativa del párroco D. Antonio Lucena, y secundado por el pueblo, fue inaugurado el Monasterio de la Divina Misericordia y San José, junto a la ermita de la Patrona, la Virgen de la Esperanza, de MM. Carmelitas Descalzas, con religiosas provenientes de Perú. El edificio, de nueva planta, ha sido proyectado y dirigido por el arquitecto Antonio Villarrasa Clemente.

B. Parroquias

            Desde su creación en 1953, la Diócesis de Huelva ha erigido nueve parroquias dedicadas a la Virgen del Carmen. Las primeras lo fueron en 1955: la de Aracena, sobre la antigua iglesia del convento masculino; la de Isla Canela, edificada en 1925; y la de Punta Umbría, obra de Miguel Fisac, de 1964-1969, declarada bien de interés cultural en 2009. En 1957 se crearon las parroquias de Gil Márquez y Valdelamusa. En 1962, la de La Antilla, cuyo templo actual fue edificado por el arquitecto Antonio Vila Jiménez, en 1992-1993, recientemente decorada con relieves cerámicos y teselas policromas, obra del taller La Mufla, de Agustín Echevarría, de La Palma. En 1966, las de Mazagón y El Rompido. Y en 1971, de la Barriada del Carmen, de Huelva, del arquitecto Alfonso Martínez Chacón, 1996-1998.

            En 1971, Mons. González Moralejo creó en la barriada de La Orden una parroquia dedicada a Santa Teresa. El edificio, obra del arquitecto Carlos Hermoso, fue inaugurado el 15 de octubre de 1980.

C. Iconografía de la Virgen del Carmen

            En el campo de la iconografía, la principal aportación ha sido la relativa a la Virgen del Carmen, tan extendida por toda la Diócesis, no sólo por la intervención de los conventos carmelitanos, sino por la devoción a las benditas Ánimas del Purgatorio y por su patronazgo sobre el mundo de la mar.

1. Imágenes exentas

            Aludiremos a las imágenes de la Virgen del Carmen de interés artístico, prescindiendo de las de serie, que son innumerables Nota a pie . La mayoría de ellas son patronas de sus pueblos o titulares de sus parroquias. Todas ellas, como signos distintivos, visten el hábito de la Orden y portan el santo Escapulario. Las clasificamos siguiendo la tipología establecida por el P. Ismael Martínez Carretero Nota a pie .

a. Virgen del Carmen como Theotokos, Odegetria.

            Se representa a la Madre de Dios de pie, con el Niño Jesús sobre el brazo izquierdo, mientras sostiene en su derecha el escapulario, y, en algunos casos, también el cetro. Del siglo XVI tenemos las de San Juan del Puerto y Trigueros, ambas de vestir, procedentes de sus antiguos conventos. De finales del mismo siglo tenemos la de Santiago de Gibraleón. La de Villanueva de los Castillejos se sitúa en el círculo de Duque Cornejo, en el siglo XVIII. Imágenes de candelero de la segunda mitad del siglo XVIII son las de Higuera, Gibraleón y Santa Olalla. Del XIX pueden ser las de Isla Cristina, Nerva y Cortelazor.

            De principios del XX es una figura de taller valenciano, del Salvador de Ayamonte. Después de 1936 se repusieron muchas de las imágenes destruidas, que enumeramos. En 1937, José Hierro Sousa talló la Virgen del Carmen, de San Pedro de Huelva. En 1938, Enrique Orce labró la de Moguer, y José Rivera García hizo la imagen de candelero de las Carmelitas de Villalba. En los años 40 es cuando más imágenes se hicieron: de Castillo Lastrucci para Cartaya (1940); de Manuel Cerquera, para Alosno (1941); Manuel Pineda Calderón para Cortegana, y Enrique Orce para La Palma (1942); Sánchez Cid para la Concepción, de Huelva (1944), sobre el modelo de la de Porta Coeli, de Antón María Maragliano; Rivera García para Navahermosa (1946); y Vergara Herrera para Aracena, y Antonio Bidón para Alájar (1948).

            De los años 50 son éstas: Villalba, MM. Carmelitas, de Antonio Illanes (1953); Paterna, de Castillo Lastrucci (1954); Lepe, capilla del Carmen, de León Ortega (1954); Zufre, de Francisco Buiza (1956); la parroquia de San Juan de Ávila adquirió en 1977 a Juan Abascal una imagen que había tallado en 1958.

            De la década de 1960 destacamos la Virgen del Carmen, del Gran Poder de Isla Cristina, de José Oliva; la imagen que corona la torre de la parroquia de los Dolores, también de Isla, fundida en los Talleres Villarreal, de Sevilla, fue bendecida por García Lahiguera el 17 de julio de 1968; León Ortega hizo en 1968 una Virgen del Carmen para el Hospital Vázquez Díaz, atendido por las Carmelitas Misioneras Teresianas; y otra para la parroquia de La Antilla en 1969.

             El nuevo templo del Carmen de Huelva es presidido por su titular, tallada por Bonilla Cornejo en 1989. Ya queda señalada la imagen de bronce, de Pepe Antonio Márquez, que corona la fachada de la iglesia del Carmen de Aracena.

b. Virgen Trono.

            Al modo de la imagen venerada en el Monte Carmelo, que aparece sedente, también podemos citar dos imágenes sedentes de la Virgen del Carmen, ambas talladas por el palmerino Joaquín Moreno Daza. En 1958 labró la titular de su parroquia de Punta Umbría, y en 1986 la imagen que preside el retablo de las carmelitas de Villalba. Una pequeña figura sedente en terracota, de hacia 1900, se encuentra en la ermita de la Virgen de los Remedios, de Villarrasa.

c. Virgen Patrona del Carmelo, o Virgen de Misericordia.

            La Virgen, con los brazos abiertos, extiende su capa blanca, en señal de protección, sobre sus hijos e hijas carmelitas o sobre sus fieles devotos. Tales son las imágenes de la Patrona de Galaroza y la Virgen del Carmen de Bonares, ambas de talla. La de Galaroza, de fines del s. XVI, era, al parecer, una antigua imagen de la Virgen de la Merced, adquirida al crearse la cofradía carmelitana, hacia 1730. Del siglo XVIII es la talla de Bonares, en gracioso contrapposto. Por el movimiento del escapulario, se ha querido ver en ellas la tipología de la Virgen embarazada.

d. La Virgo Purissima o Inmaculada.

            Según el P. Ismael M. Carretero, en los siglos XV-XVI se desarrolla una gran devoción de la Orden a la Inmaculada Concepción de María: «Es cuando se despierta en la Orden la antigua tradición de la Nubecilla eliana, la prefiguración de la Inmaculada, la Virgo Paritura» Nota a pie . A este modelo iconográfico corresponde la Inmaculada carmelitana de la capilla del Colegio de las Carmelitas de Vedruna, de La Palma del Condado, obra anónima castellana del siglo XVII. Muchas imágenes carmelitanas tenían esta simbología inmaculista, pasando a Odegetria al añadírsele el Niño Jesús.

2. Representaciones pictóricas

            En pinturas, podemos ver a la Virgen del Carmen entregando el Escapulario a San Simón Stock, aunque la composición que más abunda es la de la Virgen como intercesora de las Ánimas del Purgatorio.

a. La Virgen del Carmen y las Ánimas del Purgatorio

            La relación de la Virgen del Carmen con las almas del Purgatorio proviene del privilegio sabatino. Según Balduino de Lessio (+1483) el papa Juan XXII el 3 de mayo de 1317 había dictado una bula, en la que daba a conocer la revelación de que la Virgen haría salir del purgatorio el sábado siguiente a su muerte, a los que, muriendo en gracia de Dios, llevaran el santo escapulario. Un decreto del Santo Oficio de 11 de febrero de 1613 aceptó dicha creencia Nota a pie . Esta devoción vino a reforzar entre el pueblo fiel el decreto de la sesión XXV del Concilio de Trento sobre el Purgatorio, de 3 de diciembre de 1563 Nota a pie .

            Aunque Santa Teresa no mencionó en sus escritos el privilegio sabatino, sentía gran compasión por las Almas del Purgatorio Nota a pie . Pedro Pablo Rubens (1630, Museo de Bellas Artes de Amberes) la representó intercediendo ante Nuestro Señor por el alma de Bernardino de Mendoza, bienhechor de la fundación de Río de Olmos, Valladolid, en 1568 Nota a pie .

            Las cofradías de las Benditas Ánimas se extendieron por toda la cristiandad. La más antigua conocida en tierras onubenses es la de Manzanilla, de 1587. La primitiva iconografía del Purgatorio representa generalmente a las almas entre llamas en el tercio inferior, Jesucristo juez en el tercio superior, ante el que interceden la Virgen María y San José, y grupos de santos, y en el tercio central San Miguel Arcángel Nota a pie . Tal es el caso de Aroche, Ayamonte, Bonares, Chucena, Los Romeros, Jabugo, Lucena, Trigueros y Villablanca. Por cierto, que entre los santos del cuadro de Chucena aparece Santa Teresa intercediendo por las ánimas. En otras ocasiones, en la parte superior está la Santísima Trinidad, como en Campofrío, Cortelazor, Manzanilla y San Juan del Puerto. También, Cristo en la Cruz como fuente de vida, en Escacena y Zufre. En Cartaya, el altar de Ánimas tenía dos cuadros: uno grande con San Miguel y otro pequeño de Cristo crucificado con un ángel que recoge la sangre de su costado, ambos pintados en 1761 en Moguer Nota a pie . En dos bellísimos cuadros de escuela sevillana, de Cortelazor y de Hinojales, es la Virgen María la que intercede directamente ante su Hijo Jesucristo. Los ángeles aportan a las almas la purificación conseguida por la intercesión de los santos, y suben al cielo a las ya purificadas.

            El protagonismo de la Virgen del Carmen en los cuadros de Ánimas lo vemos ya a partir de mediados del siglo XVIII en la parroquial de Trigueros, en un lienzo de factura popular, situado en un pilar del arco toral: se representa la intercesión de Santa María del Monte Carmelo en favor de las Ánimas del Purgatorio, que se encomendaron a ella por medio de la devoción al Santo Escapulario. El cuadro más antiguo fechado es el de la iglesia del Carmen de Trigueros, obra de José Corbalán, firmado en 1783, que presenta una composición totalmente singular: una Virgen que llena el cuadro, muy cercana, diríamos que dentro del Purgatorio, sin más separación que una nube y los querubines a sus pies, ofreciendo tanto Ella como el Niño el escapulario a las ánimas. Posiblemente del círculo de Vicente Alanís, de hacia 1800, es el cuadro de Encinasola, con la Virgen del Carmen con el Niño llenando gran parte del cuadro, servidos por pequeños ángeles, y dos ángeles mancebos sacando a las almas purificadas, en una iconografía que será ya la común en adelante. De los años finales del siglo XVIII o de principios del XIX pueden ser los retablos callejeros de Manzanilla (Jesucristo resucitado, la Virgen del Carmen y San José) y de Bollullos (la Virgen sedente, en hábito carmelitano, con el Niño), situados en el exterior de sus respectivos templos parroquiales, recordando así a los viandantes que rezaran por los difuntos.

            Teniendo en cuenta la destrucción de obras de arte en 1936, las representaciones de la Virgen del Carmen y las Ánimas en tierras onubenses corresponden en su mayoría a los años 40 del siglo XX, aunque continúan haciéndose en los 50, incluso hasta 1960, que es el último. Intervienen los pintores onubenses de aquellos años, Joaquín Gómez del Castillo, Pedro Gómez, Enrique García Orta, Antonio Brunt, Rafael Aguilera, Juan Montes, así como los pintores sevillanos Rafael Blas Rodríguez y Santiago Martínez, y el jerezano Juan Padilla Lara.

            Destaca, sobre todos, Rafael Blas Rodríguez, gran maestro, que supo asimilar lo mejor de la escuela sevillana. A sus pinceles se deben los siguientes cuadros de Ánimas: de Santa María de Aracena, de la Virgen del Carmen y San Simón Stock, firmado: «Rafael Blas Rodríguez. Sevilla, VIII-42»; Aracena, El Carmen, firmado: «Rafael Blas Rodríguez. Sevilla. 1943», «Donación de Dª María Arias Mueza para la Iglesia del Carmen de Aracena». El de Zalamea la Real, firmado « Rafael Blas Rodríguez. Sevilla, XII-42» representa a la Virgen entregando el escapulario a San Simón Stock y las ánimas. El de Bollullos, de la parroquia de Santiago, está presidido por la Stma. Trinidad y la Virgen del Carmen como mediadora, firmado en 1945. Pintó también otros cuadros de Ánimas, pero sin la Virgen del Carmen: para Escacena (1941) con el Crucificado, y para San Juan del Puerto el lienzo principal del retablo de Ánimas con la Stma. Trinidad y un óvalo superior con la Virgen del Carmen, muy similar al de Bollullos, hacia 1945. Otro importante pintor sevillano, Santiago Martínez, pintó el de Paymogo en 1943: compone la escena en dos planos: en un círculo superior muy alto, la Virgen entre nubes y ángeles, y en el inferior cuatro ángeles mancebos en rombo, situados dentro del Purgatorio rodeados de las ánimas. De Jerez de la Frontera es el autor del cuadro de Ánimas de la parroquia de la Concepción de Huelva, hoy en la ermita de la Soledad, de 1938: Juan Padilla Lara (1906-1980).

            De los pintores onubenses Nota a pie tenemos las siguientes obras. De Joaquín Gómez del Castillo el de Trigueros, de 1938, y el de Aljaraque (firmado «J. Gómez del Castillo. Huelva. 1940»), en el que sigue la técnica de la policromía escultórica, pintando sobre pan de oro y estofando los ropajes de las figuras principales Nota a pie . De Pedro Gómez (1888-1961) el lienzo de Beas, sin fecha. De Antonio Brunt (1905-1974) es el cuadro de Calañas, de 1945. Del mismo grupo de discípulos de Eugenio Hermoso, es Enrique García Orta, autor del cuadro de El Almendro (firmado «Enrique Gª Orta. 1952»), bastante endeble, que protagonizó la siguiente anécdota recogida por Enrique Montenegro: «Se contaba que por aquella época de esplendores del estudio de Pedro Gómez y Antonio León Ortega de la calle San Cristóbal, convertido en Ateneo, que a nuestro artista un cura de pueblo le encargó un cuadro de Ánimas de razonable formato. Cuando el cura fue a recoger su encargo le dijo al pintor que salvo las caras, lo demás era una pura mancha. A lo que el pintor, con su gracia alosnera le contestó: Qué quería usted por 1.000 pesetas ¿la Capilla Sixtina?» Nota a pie . El ayamontino Rafael Aguilera (1903-1998) pintó el cuadro de la iglesia de la Merced de Ayamonte, en 1938, con su personalísimo estilo naïf (firmado en dos lugares: «MCMXXXVIII. II A. Tfal. R. Aguilera», «R AGVILERA / 1938»), autorretratándose entre las almas que se purifican Nota a pie . Cristóbal Chaparro entre 1940 y 1950, pintó el de Cartaya, en el que aparece entre las almas purgantes el párroco, don Diego Guzmán Pavón. Un caso similar es el cuadro de Cumbres de San Bartolomé (sin autor ni fecha), en el que también aparece el cura en el Purgatorio.

            En los años 50 trabaja en la zona del Condado el pintor palmerino Juan Montes, que pinta en 1954 las Ánimas de Villalba y de Villarrasa, en 1957 el de Manzanilla y en 1960 el de Niebla, que es el último cuadro de Ánimas fechado («J. Montes. La Palma. 60»). De 1956 es el de Hinojos, en una composición original de B. Ruiz Sánchez, con la leyenda Iustorum animae in manus Dei sunt (Sab. 3, 1). En 1953, S. Pallás pintó el de Rociana (firmado «S. Pallás» «Donado a la Parroquia de Rociana por las Srtas. Dolores y Sebastiana Acevedo en el año 1953»).

            Carecemos de datos de otros cuadros: el de Santa Olalla, firmado por R. Olmedo, y los de la ermita de la Divina Pastora de Chucena, de Cumbres de San Bartolomé, de Lepe, y de Santiago de Gibraleón. De taller de Olot son los relieves policromados de Cañaveral de León y de Villanueva de los Castillejos.

b. La Virgen del Carmen con el Niño y el Santo Escapulario

            Otros muchos cuadros representan a la Virgen del Carmen con el Niño Jesús, ofreciendo ambos el Santo Escapulario. Fueron muy frecuentes a lo largo del siglo XIX, obra de autores populares, en lo que podíamos denominar cuadros de alcoba, que luego pasaron a los templos: a modo de ejemplo, citemos los dos que se encuentran en Hinojales. De fines del s. XVIII es el cuadro de la Virgen del Carmen entregando el Santo Escapulario a San Simón Stock, de la parroquia de Santiago, de Bollullos.

c. La Virgen del Carmen, Patrona de los marineros

            La devoción de los marineros y pescadores a la Virgen del Carmen, Stella Maris, arranca del medievo y se desarrolla en las postrimerías del setecientos. Pero cuando alcanza su cumbre es el 19 de abril de 1901 en que, por real orden, es proclamada Patrona de la Marina española Nota a pie . Es natural, pues, que la devoción popular se haya extendido por las poblaciones costeras onubenses, como titular de parroquias y de hermandades. Mencionemos el cuadro pintado por Enrique Montenegro Pinzón para la capilla de Ntra. Sra. de Lourdes, de Punta Umbría, en los años 70, y la reciente decoración de la capilla sacramental de la iglesia de Santa María del Mar, también de Punta Umbría, obra del ceramista Agustín Echevarría.

d. La Virgen del Carmen y la Eucaristía

            Una pieza de singular interés, por su mérito artístico y por su iconografía carmelitana, es la custodia de asiento, de plata sobredorada, con punzón propio de la orfebrería mexicana, de la parroquia de Villarrasa, que se puede relacionar con el legado de Pedro Jiménez Delgado, en 1675 Nota a pie . Nos fijamos en las figuras que exornan el ostensorio. Entre las columnas de los ángulos se sitúan los cuatro Padres y Doctores de la Iglesia Latina: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y San Gregorio Magno. La plataforma superior, cruciforme, se fija a las columnas inferiores por medio de sendas perinolas de esbelto y airoso formato. Sobre ella asienta el basamento circular del segundo cuerpo, con cuatro cabujones semejantes a los anteriores y decoración esgrafiada de ces. Entre las referidas perinolas hay cuatro esculturillas de Santos. La estructura arquitectónica, de composición circular, ostenta cuatro pares de pilastras con volutas inferiores. Se cubre con casquete esférico. Y en su interior aparece una Virgen Hodegetria, coronada, vestida con el hábito carmelitano, del que despunta el escapulario.

            Las figuras de los ángulos representan a dos santos de la Orden Dominica, Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena, y Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, de probada vinculación a la Eucaristía. Cuatro figuras estelares, todos ellos declarados Doctores de la Iglesia.

            Todo el conjunto se corona con una cúpula, sobre la que se sitúa la escultura itinerante del Patriarca San José con el Niño Jesús, como devoción predilecta de la Orden Carmelita reformada.

D. Santa Teresa y los Santos del Carmelo

            La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo cuenta con una larga nómina de santos y beatos, comenzando por los que se consideran fundadores, Elías y Eliseo, a los que, según la leyenda carmelitana, secundaron los esenios y San Juan Bautista, en una línea continua que llega hasta los ermitaños del Monte Carmelo, en los siglos XII y XIII Nota a pie . Sobre todos, destaca la Santa de Ávila, representada como mística y doctora. Se enumeran los siguientes: San Alberto de Vercelli (patriarca de Jerusalén, que redactó la regla de la Orden), San Alberto de Messina, San Andrés Corsini de Florencia, San Ángelo, San Bertoldo, San Cirilo del Monte Carmelo, San Simón Stock, San Espiridión de Chipre y de Corfú, Santa Magdalena de Pazzi, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Lisieux. Devociones especiales de la Orden fueron San Juan Bautista, la Virgen María y Santa Ana, y San José Nota a pie .

1. San Elías y San Eliseo

            La Orden venera como fundador al profeta Elías, y, con él, a su discípulo el profeta Eliseo. Según la tradición, la vida monástica había nacido en el Carmelo, por el ejemplo de vida del profeta Elías, quien dio una regla austera que Eliseo aceptó y propagó a lo largo del tiempo. Se llega a decir que San Juan Bautista era uno de esos seguidores, lo que explica, por ejemplo, la titularidad del convento villalbero.

            Espléndida la imagen de San Elías del convento de Escacena, que podemos situar en los comedios del siglo XVII, en el círculo de José de Arce, maestro del llamado barroco dinámico. Se representa con hábito carmelita y manto de piel, como asceta, con el libro en cuanto profeta y blandiendo en alto la espada flamígera en la mano derecha, en alusión al celo divino que le movía, en su lucha contra los sacerdotes de Baal. Otras imágenes de San Elías las encontramos en el convento de Villalba, en un camarín del retablo mayor, en que aparece con la espada y el libro («Zelo zelatus sum pro / domino Deo exercituum», que es el lema de la Orden) y aplastando dos cabezas, de los sacerdotes de Baal; y San Eliseo, en el retablo de Santa Teresa, de fines del XVIII, con hábito carmelita y manto de piel, sin atributos en las manos, que podrían haber sido un hacha y una alcuza. En el retablo mayor de la iglesia del Carmen de Trigueros, San Elías y San Eliseo ocupan las repisas laterales del primer cuerpo. De San Juan Bautista recordemos el relieve del Bautismo de Cristo que preside el retablo mayor de las Carmelitas de Villalba, de Fernando de Barahona entre 1683 y 1686 Nota a pie .

2. Santa Teresa de Jesús

            La Santa de Ávila, nacida en 1515, fue beatificada el 24 de abril de 1614 por Pablo V, y canonizada el 12 de marzo de 1622 por Gregorio XV. Por suerte, tenemos el famoso retrato de fray Juan de la Miseria, pintado en 1576 en Sevilla, que fijó sus rasgos fisonómicos para la iconografía posterior Nota a pie . El comentario de la Santa la retrata tanto como la propia pintura: Dios te lo perdone, fray Juan, que ya que me pintaste, me has sacado fea y legañosa. La iconografía teresiana se extendió rápidamente, incluso antes desde su beatificación. El modelo más común es el que la representa con hábito carmelitano, con la pluma y el libro, de pie o sentada en su gabinete; a veces, con el birrete de doctora, aunque el título de doctora de la Iglesia se le otorgó el 27 de setiembre de 1970, por Pablo VI. En ocasiones, para destacar la inspiración de sus escritos, aparece el Espíritu Santo en forma de paloma en su hombro, o volando en su estancia. Destaca la escena de la Transverberación, en la que un ángel atraviesa su corazón con un dardo, estando ella en éxtasis. Los grabados de Adriaen Collaert y Cornelis Galle (Amberes, 1613) marcaron los modelos iconográficos, que siguieron pintores como Rubens, Velázquez, Zurbarán, Murillo y Ribera, y escultores como Gregorio Fernández o Alonso Cano.

a. Imágenes escultóricas

            A raíz de su glorificación como beata y como santa, en pocos años de diferencia, se multiplicaron las imágenes de culto. Señalemos la Santa Teresa escritora, de la parroquia del Salvador de Ayamonte, que podríamos situar en el círculo de seguidores de Martínez Montañés, hacia 1620-1630. Según María Antonia Moreno Flores, la imagen fue adquirida por Manuel Rivero para el altar de la capilla de San José, hacia 1759. De un asombroso realismo es la imagen de candelero, de Escacena, que podría pertenecer al mismo conjunto y autor que el referido San Elías, en el círculo de José de Arce, hacia 1650.

            De la segunda mitad del siglo XVII podemos citar la imagen en éxtasis que preside la capilla de las Hermanas de la Cruz de La Palma. La de las Carmelitas de Villalba, en su retablo, que, según se dice, procede el extinguido convento de Escacena. La de la iglesia del Carmen, de Trigueros. Y la de San Juan del Puerto, con birrete de doctora.

            Podríamos situar en el siglo XVIII la pequeña imagen de la parroquia de Villanueva de los Castillejos. De 1722 es el relieve de Antonio José de Carvajal, en un tondo en el retablo mayor de la parroquia de San Pedro de Huelva. Tal vez del retablo que hicieron José y Joaquín Cano en 1752 para el convento de Santa María de Gracia, de MM. Agustinas, pudiera proceder el relieve de medio cuerpo de la Santa, que apareció tapiada en un hueco de la sacristía del convento, imagen que parece seguir el retrato de fray Juan de la Miseria, difundida en grabados, pero en posición inversa. Nos recuerda que Santa Teresa comenzó su vida consagrada en las Agustinas de Ávila. Entre 1759 y 1763, José Salgado realizó el camarín de la Virgen de las Angustias, de Ayamonte, en uno de cuyos relieves aparece la Santa.

            En 1981, Juan Abascal Fuentes talló la imagen titular de la nueva parroquia de Santa Teresa, en la barriada de La Orden, en Huelva. Y para la exposición del centenario, 2015, Martín Lagares ha modelado un busto de la Transverberación, en barro cocido.

b. Representaciones pictóricas

            Al siglo XVII pueden corresponder los óleos sobre lienzo de la parroquia de La Palma del Condado, del Monasterio de Santa Clara y de Valverde del Camino, siguiendo los modelos establecidos por los grabadores, como escritora inspirada. Del siguiente siglo pueden ser el lienzo de la capilla mayor de la parroquial de Galaroza; el del retablo de la capilla del Señor de la Columna, de Niebla; y el del retablo mayor de las Carmelitas de Aracena, de 1722. En el siglo XIX abundan las pinturas populares, como el de la parroquia de Trigueros, el de la sacristía de las Carmelitas de Villalba, o el de las Carmelitas de Vedruna de La Palma. Rafael Blas Rodríguez, hacia 1944-45, efigió a la Santa en el retablo del Sagrario de La Palma y de Almonte, que tuvieron como mecenas la familia Cepeda.

            También encontramos representada a la Santa de Ávila en azulejos y en vidrieras. En el primer caso, la vemos en un azulejo en la fachada de la parroquial de Valverde del Camino, hecho enTriana por José Francisco Gil hacia 1765. También en la mesa de altar de la capilla de Ánimas, de Aljaraque, de Ramos Rejano, h. 1940. En la Casa de los Arcos, de La Palma, se ha reproducido un azulejo de 1790. Y en 1998, al restaurarse el convento de Trigueros, se colocó en la portada un azulejo de la Virgen del Carmen entregando el escapulario a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, de Mensaque Rodríguez. En la parroquia de Trigueros podemos ver una vidriera de Santa Teresa, de Maumejean, y en la parroquia de San Sebastián de Huelva.

            Resulta muy interesante la experiencia del escultor Elías Rodríguez Picón de adentrarse en la fotografía de composiciones escenográficas. Si a eso le añadimos el arte pictórico de su padre, Manuel Rodríguez, nos explicamos el magnífico cuadro de Santa Teresa, como escritora mística, de la parroquia de Rociana del Condado, terminado este año de 2015.

3. Santos y Santas del Carmelo

            Los Hermanos de Santa María del Monte Carmelo ha dado a la Iglesia una pléyade de santos. Reseñaremos los que encontramos en la provincia de Huelva, especialmente en los conventos o iglesias que son o fueron de la Orden.

a. San Alberto de Jerusalén y San Andrés Corsini

            En el retablo de la iglesia del Carmen de Trigueros, en sendas repisas de las calles laterales, se encuentran dos santos obispos carmelitas: San Alberto de Jerusalén (+1214), considerado el legislador de la Orden, y San Andrés Corsini (+1374), obispo de Fiésole.

b. San Ángel de Sicilia y San Alberto de Trápani

            En el retablo mayor de la iglesia conventual de Villalba se hallan las esculturas de San Ángel de Sicilia, mártir (1185-1226), y San Alberto de Trápani (+1307). También los vemos en una pintura sobre tabla de la jamba del retablo de la Virgen del Rosario de Hinojos, de Jerónimo Velázquez: aparece la Virgen del Carmen con manto de misericordia, protegiendo a estos dos santos carmelitas.

c. San Juan de la Cruz

            Más frecuente es la representación de San Juan de la Cruz (1540-1591), que secundó la reforma teresiana. Especialmente interesante es el óleo sobre lienzo de la parroquia de la Concepción, de Huelva (s. XVII). Recoge el momento de una aparición de Cristo al santo carmelita; sobre el libro, en la página izquierda está la siguiente inscripción: «VIVA LLAMA DE AMOR»; en la contigua: «CANT. V. O LLAMA DEL AMOR VIVO QUE TIERNAMENTE HIERES». La voz del Nazareno dice: «IOANNES, QUID VIS PRO LABORIVUS»; a lo que responde San Juan de la Cruz: «DOMINE, PATI ET CONTEMNI PRO TE».

            Como imagen exenta, San Juan de la Cruz se venera en la iglesia del Carmen de Trigueros (s. XVIII). Pero también lo vemos junto con Santa Teresa, en sacra conversazione con la Virgen del Carmen, en un lienzo del s. XIX en la ermita de Ntra. Sra. del Valle, de Hinojos; o la vidriera de Maumejean, de la parroquial de Trigueros, con la misma escena de la Virgen del Carmen impartiendo el escapulario a Santa Teresa y San Juan de la Cruz. En el frontal del retablo de Ánimas, de Aljaraque, de Ramos Rejano (1940), aparece representado el santo reformador. Recordemos lo dicho sobre Santa Teresa y San Juan de la Cruz, de la custodia de asiento de Villarrasa, de plata mexicana (h. 1675)

d. Santa María Magdalena de Pazzi

            En la iglesia de Ntra. Sra. del Mayor Dolor se venera –como Santa Teresa– una imagen del s. XVII, de una santa carmelita, en actitud penitente, mirando con rostro compungido a una cruz que porta en una mano, mientras lleva unas disciplinas en la otra. Debe tratarse de Santa María Magdalena de Pazzi (1566-1607), que experimentó varias visiones místicas, recibiendo las arma Christi, la cruz y los instrumentos de la Pasión. En un cuadro de la sacristía de las Carmelitas de Villalba se la representa en el momento de los desposorios místicos con Nuestro Señor.

e. Santa Teresa de Lisieux

            Santa Teresa de Jesús y de la Santa Faz, o de Lisieux (1873-1897), canonizada en 1925 y proclamada Doctora de la Iglesia en 1997, está representada en una escultura en barro cocido y policromado, obra de Antonio León Ortega. Era propiedad del sacerdote D. Jesús Corrales, quien la donó al Monasterio de Santa Clara. La santa aparece en plena juventud, con rostro lleno de belleza y de candor, portando unas rosas en su regazo.